Transformarse es un arte

Transformarse es un arte que comienza con la aceptación y esta es posible, siempre y cuando seamos capaces de desprendernos de lo que nos estanca y continuar hacia nuestras más anheladas aspiraciones. La transformación inicia con el proceso de metamorfosis que parte desde adentro hacia fuera, sin dejar de lado nuestro cuerpo, donde nuestra mente juega un papel imprescindible para alcanzar los cambios. La vida es un conjunto de hechos que al madurar convertimos en sabiduría y esta a su vez se convierte en una herramienta que nos ayuda a transformarnos, haciendo de puente entre lo emocional, lo sentimental y lo físico. Transformarse va más allá de un cambio de imagen, es darle forma al ser, al pensar, sentir, actuar, hacer y tener, lo que nos permite convertirnos en un ente libre de corazón y acción que acepta la constante evolución a la que estamos expuestos. Miramos desde nuestra óptica y de acuerdo a las experiencias vividas, los aprendizajes, pero sobre todo de las crisisÖ Cada quien tiene el derecho de hacer un stop, autoanalizarse y elegir desde donde inicia su transformación o simplemente de vivir de manera individual el proceso. Todos debemos vivir el duelo que amerite cada situación a la que nos enfrentamos, lo que no debemos es expulsarlo contra otras personas y mucho menos reprimirlo, pues desde ahí se reconstruye un nuevo ser humano, que da paso al fenómeno de transformación y esta bien asimilada suele ser casi siempre positiva o sirve de pie de apoyo y nos impulsa a dar el siguiente paso a la revolución de nuestro ser. Cuando elegimos hacer la ejecución de nuestro plan, el cual nos conducirá a la transformación, debemos estar claros el papel que juega nuestro entorno, pues este cambio va más allá de una decisión para convertirse en una actitud de vida. Cuando decidí comenzar mi transformación saqué la niña que llevo dentro desde la imagen que reflejaba el espejo, partí de ahí para volver a mi esencia, quité los adornos y me sostuve en la autenticidadÖ Sabía que era una decisión muy personal llena de coraje y cargada de muchos miedos, debido a que la transformación se da cuando salimos de nuestra zona de confort y la vida nos enfrenta con el destino, con la dureza y el dolor, es ahí cuando sacamos nuestra valentía y nos llenamos de fuerzas a través de nuestras capacidades nos desafiamos a tomar acción hacia nuestro propósito de vida. Reinventarse a uno mismo es la mejor manera de descubrir qué es lo que queremos y cómo alcanzarlo, reconociendo quiénes somos, dónde estamos, qué queremos ser y hasta dónde queremos llegar. Entonces, es tiempo de preguntarte ¿Qué es lo que realmente te impide abrirte a la transformación? El miedo, la pereza, la apatía, la mediocridad, la falta de ilusión, la desgana, el no creer en ti o la rutina? Son emociones con las que tenemos que lidiar. Reconócelas y archívalas. Luego céntrate en tus fortalezas y toma acción hacia el camino de la transformación y este te llevará de la mano hacia tu propósito de vida, el cual te llenará de satisfacción y te permitirá convertirte en tu mejor versión y solo desde ahí entenderás tu compromiso contigo misma y con la sociedad, porque nadie vino sin tener una misión de contribución para un mundo. Transformarse no es cambiar nuestra esencia, ni dejar de lado nuestras pasiones, es quitar de lo más profundo de nuestro ser aquello con lo que no estamos de acuerdo, tomando plena conciencia de nosotros. ¡Nunca es tarde! Con el poder de Dios nos leemos la próxima semana.