DE CERCA

El privilegio de ser mujer

Para muchos ser mujer es solo una estadística biológica. Para otros es el conjunto de características que van, desde mirarse sesenta veces diarias en el espejo, hasta dedicarse a cuidar los hijos y el hogar.

En definitiva, la mitad de las personas piensan que existe un perfil determinado de lo que debería ser una mujer, cómo debería comportarse y hasta qué debería pensar. Me resisto a admitir que las mujeres debemos ser definidas por un conjunto de atributos generales. Las mujeres somos mucho más que eso y cada una de nosotras es felizmente diferente. No existe un “ideal de mujer”, pues cada una construirá su propia historia. Admiro a las que se animan a hacer cosas diferentes, a las que rompen con los contextos opresores, a las que no combaten por igualar a los hombres, sino para que haya una verdadera equidad de género. Aplaudo a todas aquellas mujeres que luchan para ser respetadas y escuchadas. Las valientes, las que no se rinden ante la adversidad. Me quito el sombrero ante las miles de mujeres que se convierten en madres solteras y trabajan duro para levantar su familia. Las que incansablemente buscan justicia por sus hijos muertos o desaparecidos, las que libran día a día una guerra contra la pobreza y la discriminaciónÖ

Pero pienso que hablaremos de plenitud cuando no necesitemos reservar un día en el calendario para reclamar los derechos que nos corresponden. Las mujeres de esta época somos juzgadas constantemente por nuestras decisiones. Pertenecemos a una generación que nos exige demasiado. Tenemos el “deber” de cuidar al hombre “que nos conviene”, tener hijos con buenas calificaciones en la escuela, una vida profesional estable, ser tiernas pero fuertes, trabajadoras pero con tiempo para hacer la cena e ir al gimnasio, cuidar de una mascota, leer el libro del mes. Perfectas como las imágenes de Pinterest, con una la lista de expectativas creadas por la sociedad y por nuestros padres; pero lo peor, por nosotras mismas. Ser mujer implica muchas cosas y no necesariamente queremos cumplirlas. En el tiempo hemos ido trillando un camino diferente, hemos demostrado nuestra valía en todos los ámbitos, desde el liderazgo político y empresarial hasta la más complicada de las ciencias. Eso es lo verdaderamente importante, eso es lo que yo celebro en el Día Internacional de la Mujer, que mis decisiones se respeten, sin importar que no estén alineadas a los cánones sociales establecidos. Con los años aprendí que lo maravilloso de ser mujer es saber que tenemos la capacidad de ocupar varios roles a la vez, y no morir en el intento. Que tenemos un poder especial para, con tan solo una sonrisa o una palabra, cambiarle la vida a quienes nos rodean. El privilegio de ser mujer es que tenemos la oportunidad de marcar con una huella indeleble nuestro paso por este mundo, es saber que no existe límite en lo que podemos hacer si nos proponemos hacerlo bien. ¡Eso es lo que yo lo celebro!

¡Hasta el lunes!

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