UNA MUJER CON HISTORIA EN LA POLÍTICA DE CHILE

La trayectoria de Soledad Alvear

Fue la primera mujer en ocupar el cargo de canciller en su nación durante el gobierno de Ricardo Lagos

“Ser mujer a veces se convierte en el principal tabú para luchar y perseguir el sueño anhelado, por entender que no siempre se está capacitada para enfrentarse a algunos retos profesionales que se identifican más con los hombres, sin embargo, cuando se está seguro de lo que se quiere no importa el género al que se pertenezca, solo hay que lanzarse y lo demás fluye”.

Así se expresa María Soledad Alvear, una chilena que se inició en la política desde muy temprana edad y ha logrado escalar en las más altas posiciones públicas de su país.

Su motivación por esta disciplina surgió desde niña tras escuchar los discursos del abogado y periodista Eduardo Frei Montalva, quien fue presidente de Chile por el Partido Demócrata Cristiano Chileno durante el período comprendido entre 1964 y 1970.

Con una tierna sonrisa y palabras pausadas, Alvear deja claro sus conocimientos en la política y la pasión con que se ha dedicado a la carrera que eligió desde que comenzó sus estudios en la facultad de derecho, de la Universidad de Chile.

La firmeza de su mirada y la fluidez con que responde cada pregunta no da oportunidad a perder la conexión de lo tratado en una conversación en la que siempre tuvo el domino. Al hablar en exclusiva con el equipo de LISTÍN DIARIO esta dama dejó claro sus dotes humanas y su experiencia como ministra en el mandato de tres gobiernos de la Concertación.

Nacida en Santiago de Chile el 17 de septiembre de 1950, Alvear es abogada y política. Marcó sus huellas como senadora en la región metropolitana de la ciudad que le vio nacer por el Partido Demócrata Cristiano entre 2006 y 2014.

A su trayectoria profesional se le suma que fue la primera mujer en ocupar el cargo de canciller en su nación durante el gobierno de Ricardo Lagos, función que desempeñó durante un año.

La satisfacción por los logros obtenidos se evidencia en el brillo de sus ojos y, con una sonrisa que invade su rostro hace un recuento de algunos puntos importantes en los que utilizó su pluma para dejar su sello.

La exministra de relaciones exteriores cuenta: “Durante mi gestión en el puesto me anoté la firma del tratado de libre comercio (TLC) con Estados Unidos, Corea del Sur y la Unión Europea. También el envío de una misión de paz a Haití y el activo rol del país como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en el que Chile votó en contra de un ataque a Irak. Creo valioso cuando un país hace su trabajo respetando los tratados de libre comercio”, explicó la exfuncionaria.

Alvear no continúa activa en el tren político en el que se formó desde joven. Sin embargo, su nombre sigue vigente en los medios de comunicación de su país por las constantes luchas en contra de la despenalización del aborto en Chile.

En su afán por librar la batalla en favor de la vida, la dama expuso la necesidad de acompañar a la madre que vive un embarazo en circunstancias complejas, en lugar de ofrecer “la solución fácil y machista del aborto”, este planteamiento publicado en su bitácora personal provocó críticas entre los que apoyan lo contrario.

Aspiraciones a la Presidencia Otro de los grandes retos asumidos por esta dama de temperamento pasivo, pero con carácter de poder, fue cuando renunció a su cargo en septiembre de 2004 para dar rienda suelta a sus aspiraciones a la presidencia por el Partido Demócrata Cristiano para las elecciones del 2005, al tiempo que la también precandidata del bloque PS-PPD-PRSD, Michelle Bachelet, lo hacía para también luchar por el cargo.

Luego de enfrentarse con su contrincante a una serie de debates y situaciones propias de la carrera, la concertación estableció un mecanismo de elecciones primarias para determinar a la candidata única del conglomerado. Pero la alta ventaja que tenía Bachelet sobre ella en diversos sondeos, el ingreso de Sebastián Piñera a la carrera y el poco apoyo que recibió de la dirigencia de su contienda, la llevaron a la renuncia dando respaldo a su opositora, quien tras ser electa se juramentó como la primera presidenta del país en enero de 2006, concluyeron en su momento especialistas de política de Chile.

Soledad Alvear tiene claro que la mujer posee una gran capacidad para desarrollarse en todas las áreas que se proponga y cumplir con otros roles que por naturaleza le corresponden, como es ser esposa, madre, ama de casa y hasta abuela.

Está casada con Gutenberg Martínez, con quien comparte, no solo el amor de pareja, sino también la pasión por la política, ya que al igual que ella cuenta con una hoja de vida marcada por la misma carrera.

(+) LA CARRERA DE UNA MUJER COMPROMETIDA CON SU PAÍS En su niñez Soledad Alvear vivió en la Comuna de Puente Alto, al sur de Santiago. Estudió en el liceo Nº 1 de Niñas y, posteriormente, ingresó a la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile. En su vida universitaria se desempeñó como ayudante en numerosas cátedras, además de integrar la comisión de selección de profesores de la Escuela de Derecho, desde donde fue creciendo su inclinación por la política, y ya a los 17 años se integró a la Juventud Demócrata Cristiana de Chile.

Trayectoria en el área pública Se desempeñó como presidenta de la Oficina Nacional de la Mujer (Onam), además de directora en la cartera del Servicio Nacional de la Mujer (Sernam). También ocupó la cartera de Justicia, desde donde encabezó la Reforma Procesal Penal, principal transformación del Poder Judicial del Siglo XX.

BENDECIDA “Gracias a Dios además del proyecto familiar he logrado conectar con mi esposo todo lo relacionado con mi profesión, algo que me ha ayuda a que mis hijos entiendan mejor el compromiso que asumí con lo que me ha apasionado toda la vida, la política”.

MOTIVACIÓN Le entusiasma el desafío de lo que significa realizar una gran reforma por el cambio dentro del partido al que pertenece, contando siempre con la participación de la sociedad.

APORTE Otro de los logros obtenidos por esta apasionada de la política fue la modificación de la ley de Filiación, que hizo desaparecer la diferencia entre hijos naturales y legítimos.

Michel Bachelet y Soledad Alvear.

La exministra durante su visita a R.D.

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