CON ELEGANCIA
Comprender al otro
Como bien saben imparto un taller de buenos modales para niños, niñas y adolescentes que desean enriquecer sus costumbres y prepararse para saber manejar distintas situaciones sociales. El pasado domingo estaba en Marocha con mi hermano y mi primo de Italia que vino a pasar unas vacaciones en el país. Me encanta salir y compartir pues, mientras disfruto aprovecho para ver lo que sucede en las calles, tomo ideas para incluir en mi Taller nuevos temas de comportamiento que noto hacen falta fomentar en nuestro ambiente, y ¿por qué no? me retroalimento de las cosas que veo para escribir con base esta columna. El domingo, al retirarnos del restaurante, dos agradables amigos se acercaron con mucha simpatía para conversar amenamente, en eso, llegó un tercer chico a la mesa, y uno de los que conversaba con nosotros le hizo un comentario en un tono simpático y amable, de esos típicos que se hacen por cortesía, a lo que él contestó con una respuesta poco amigable, y fuera de tono, que los puso en vergüenza, creyendo que con su actitud “se la estaba comiendo”. Actitud que es poco común en un hombre, aunque natural entre algunas chicas que, muchas veces sin ninguna razón aparente, se comportan como adversarias entre sí. En la vida social siempre existen situaciones de este tipo con personas que responden y actúan intencionalmente siendo zafios demostrando, con inmadurez o “graciosos comportamientos”, que les falta altura y verdadera categoría. Mucho peor cuando viene de un hombre, pues la falta de filtros cuando se está frente a damas, o lo más interesante aún, hacer comentarios al estilo “Gossip Girl” denota un lado poco varonil que no le luce, ya que contrasta con las cualidades inherentes de su género, es decir, de hombres heterosexuales. Cuando tocamos estos temas en el Taller siempre les digo a mis estudiantes que es síntoma de buena educación comprender comportamientos ajenos. Cuando uno observa o presencia comportamientos como éstos siempre es mejor excusarlos, pues ciertas carencias son, quizás, resultado de falta de formación mental o de hogar (de las que a veces la misma persona no es culpable), de problemas de personalidad o de conducta no tratadas adecuadamente, de sentimientos de inferioridad profundos, o fruto de situaciones difíciles por los que atraviesa esa persona con su familia o a nivel personal, que a veces conocemos y otras veces no. Por eso es importante, cuando se encuentren con personas o situaciones como éstas, saberlas entender, excusarlas, tomarlas con gracia y seguir siempre uno de los refranes más respetados en el área de la etiqueta y el protocolo que dice: “Comprenderlo todo, es perdonarlo todo”. www.lyndarodriguez.com Sígueme en Twitter: @LyndaRodriguez1