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Política de padre a hijo

HATUEY DE CAMPS Y SU HIJO LUIS MIGUEL DE CAMPS GARCÍA CAMPARTEN ESTA PASIÓN QUE HEREDARON DE SU ANTECESOR, MIGUEL ÁNGEL DE CAMPS CORTÉS, UNO DE LOS PRIMEROS MIEMBROS DEL PRD

La pasión por la actividad política ha sido parte fundamental e intrínseca de la familia De Camps, cuyos miembros han trascendido en la esfera nacional por el férreo espíritu revolucionario que los caracteriza; espíritu que continúa impulsando, con la fuerza de sus ideales, a la última generación de la estirpe. El líder político Hatuey De Camps, sin proponérselo ni sugerirlo, ya ha dado paso a la prole política que perpetuará el legado familiar, pues su hijo Luis Miguel De Camps García ha decidido dedicarse a esta profesión, que califica como muy sacrificada, y ya fue candidato a diputado por la circunscripción número 1 de Santo Domingo en los pasados comicios congresuales y municipales. Aunque Hatuey asegura que incursionó en la política por razones circunstanciales e impulsado por su progenitor, Miguel Ángel De Camps Cortés, quien fue uno de los primeros miembros del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), dice que se siente satisfecho de que su hijo haya tomado la iniciativa de ejercer su misma profesión y sólo espera que lo haga con la vocación de servicio y sacrificio que esto significa. Herencia políticaEl presidente del Partido Revolucionario Social Demócrata recibió a Las Sociales en su residencia, donde nos condujo en un viaje histórico por los años fervientes en que dio sus primeros pasos en esta carrera que aún no se detiene. Recuerda que su padre los sacó a él y a su hermano Miguel Antonio de la escuela, por un año, para que se dedicaran a la actividad del partido, en el que ambos asumieron la función de secretarios. A partir de entonces su vida estuvo constantemente ligada a los conflictos sociales, sobre todo en sus funciones como dirigente de la Juventud del PRD, del Frente Revolucionario Estudiantil Nacionalista; y del Frente Universitario Socialista Democrático. “En esa época existía una confrontación terrible entre maoístas y revisionistas y yo me preguntaba ¿por qué una lucha tan lejana como la que se desarrolla en China y la URSS se reproduce en República Dominicana y hace que se pierdan vidas jóvenes?; entonces entendí que el problema dominicano no era el revisionismo o el maoísmo, sino la lucha por su libertad, su democracia y la justicia social, y en esa direción trabajé”, expresa el dirigente. Hatuey señala que su aptitud política no sólo fue determinada por las circunstancias que lo impulsaron a incursionar en ese ámbito y a la influencia de sus hermanos paternos mayores, Miguel Ángel y Angelito De Camps Erickson, quienes fueron líderes antitrujillistas, sino que todo esto se unió al carácter disciplinado y a las firmes convicciones que exhibió desde muy tremprana edad. En tanto, Luis Miguel, quien es vicepresidente del PRSD, asegura que su vocación por la actividad política nunca fue sugerida ni infundida por su padre, sino que desde pequeño dio connotaciones de que le gustaba ese ámbito profesional. “Siendo yo presidente de la Cámara de Diputados, Luis Miguel tomó mi saco y se subió a la curul, donde le tomé una foto que aún conservo”, reseña Hatuey con una sonrisa nostálgica al recordar ese momento de la infancia de su hijo. “Siempre pude ver, con el ejemplo de mi padre en el contacto con los ciudadanos, la preocupación constante por realizar labores para mejorar la calidad de vida de las personas, a veces logrando los objetivos y en otras ocasiones no alcanzándolos por razones exógenas, pero sin desmayar en los esfuerzos”, dice Luis Miguel al citar las razones que lo impulsaron a elegir la misma carrera que su progenitor. Esta decisión llena a Hatuey de orgullo, pero no precisamente por el hecho de que su hijo haya elegido su mismo camino, sino por haberse embarcado en la profesión deseada y a través de la vía correcta: preparándose para ejercerla. “Soy biznieto, nieto e hijo de educador y educadora, y en ese sentido entiendo que la mejor de todas las inversiones es la educación, porque cumple con el principio bíblico de enseñar a pescar”, dice Hatuey mientras cita las oportunidades con las que hoy su hijo cuenta y que él no tuvo. “Mi padre tiene una forma de enseñar bastante efectiva y es con el ejemplo. Nos ha enseñado que lo más importante en la vida es poder estar con la conciencia tranquila; tener el regocijo que brinda el sentimiento de la labor cumplida de manera correcta, y eso más allá de la política, encierra enseñazas de familia, de sociedad, de trabajo y de todas las áreas”, manifiesta Luis Miguel con certeza. Admiración recíprocaA pesar del tiempo que demanda la actividad política, Luis Miguel asegura que esta profesión no lo apartó de su padre, sino que enriqueció su crianza. “Desde muy pequeño lo acompañábamos a las actividades políticas en las que participaba y eso nos expuso a otras condiciones de mi padre, además del tiempo que compartíamos en la casa”, manifiesta. En la relación que une a este padre con su hijo se puede percibir un sentimiento de mutua admiración que se refleja en la satisfacción del padre y el orgullo del hijo. “Valoro la sensibilidad de mi papá, que no mucha gente concibe porque su imagen pública es la de un hombre fuerte y demasiado duro, cuando en realidad esa fortaleza que refleja es una manera de protección de esa sensibilidad tan profunda que tiene”, dice Luis Miguel provocando el sonrojo de Hatuey. PERFIL FAMILIAR DE HATUEY DE CAMPSHatuey De Camps es padre de nueve hijos que han sido los frutos de sus tres matrimonios. Los mayores son Hatuey y Luis Miguel De Camps García, de su unión con la comunicadora, actriz y cantante Cecilia García. De su segundo matrimonio, con la comunicadora Milagros Germán, nacieron Milagros Marina, Álvaro Hatuey y Andreas Salomé De Camps Germán. En su actual enlace nupcial con Dominique Bluhdorn ha procreado a Gabriela y a los trillizos Charles, Olivia y Alexandra De Camps Bluhdorn. Hatuey dice que aunque Luis Miguel es el único de sus hijos que está inmerso en la actividad política, ya ha percibido aptitudes para esta profesión en su hija Milagros Marina, quien es abogada, y en sus pequeñas Olivia y Alexandra, de trece años. Asegura que se siente satisfecho con todos sus hijos y señala que ha tratado de inculcarles el valor de la honradez, la firmeza de las convicciones y el respeto. “Mi gran satisfacción es saber que mis hijos son útiles a la sociedad y nunca recibir la noticia de que hicieron algo indebido”, enfatiza el orgulloso padre.

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