GENTE
Rompiendo el protocolo
La celebración del cumpleaños de su majestad la reina Isabel II fue el motivo que, como es tradición, reunió en la Embajada del Reino Unido en este país a los ciudadanos británicos que residen en República Dominicana, así como a ejecutivos de empresas que mantienen relaciones amistosas y comerciales con Inglaterra, además de algunos invitados especiales entre ellos diplomáticos de otras naciones acreditados en el país.
El embajador de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, Steven Fisher, vestido con una favorecedora chacabana azul, según estaba señalado en la invitación que pretendía orientar a los invitados en cuanto al protocolo de vestuario, fue el anfitrión de una velada maravillosa que se extendió alrededor de 3 horas, tal como había sido anunciado previamente.
Algo que me sorprendió fue ver la puntualidad europea con la que los invitados arribaban a la residencia del embajador Fisher, lo cual contrastaba con la irreverencia que portaban al hacer caso omiso al código de vestuario, un detalle tan necesario, protocolarmente hablando, como la presencia misma del convocado.
Por supuesto que el tema se comentó en voz muy baja entre algunos de los presentes, pues habría sido más apropiado presentar una excusa a tiempo para faltar a la importante celebración antes que intentar deslucir el acto con una vestimenta inapropiada, en fin, que quien no tenía una chacabana mejor que no asistiera.
Por lo demás, los detalles estuvieron cuidados con minuciosidad; desde la entrada se apreciaba una decoración minimalista y elegante en tonalidades blancas y acentuadas por algunos jarrones estratégicamente ubicados en varios puntos del salón principal para el deleite visual de los presentes. En los jardines se ubicaron algunos stands de bebidas originales de Gran Bretaña, quienes apoyaron el evento con una degustación de sus productos y, por supuesto, con el brindis especial a la salud de la reina Isabel II motivado por el embajador Steven Fisher. Según las palabras del anfitrión, también las comidas y la música eran una selección de las tradiciones británicas en ambos renglones, lo cual incluyó las notas de los himnos oficiales de esa nación europea y de República Dominicana.
Así que como dijimos aquella noche: ¡Dios salve a la reina!