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Alejandra Ortiz goza la maternidad

AÚN CON EL BRILLO DE LA JUVENTUD, ESTÁ EN ESPERA DE SU QUINTO HIJO Y DESEANDO EL SEXTO

Motivada por el intenso anhelo de disfrutar de la compañía de un hermano, Alejandra Ortiz ha decidido romper con el esquema que la dejó atrapada en su condición de unigénita, y formar una gran familia que está a punto de ser bendecida con su quinto retoño. “Fui hija única y me vi forzada a madurar antes de tiempo por tener que estar siempre entre los adultos”, dice la joven madre, quien siempre estuvo convencida de que no quería repetir esa historia en sus hijos y alimentó el deseo de tener una familia numerosa. Feliz por la celebración de los seis años de su pequeña Ana Sofía y el primero de Abraham, su benjamín, Alejandra recibió a Las Sociales en medio de la algarabía de los chiquitines, quienes disfrutaban de la especial ambientación creada en el Santo Domingo Country Club para festejar la ocasión. En este singular escenario se pudo apreciar la satisfacción de esta madre con solo ver a sus hijos jugar y reír. Alejandra resalta en su medio social, en el que la tendencia apunta a reducir cada vez más la extensión familiar, por su férrea vocación maternal y su decisión de satisfacerla con la larga familia que siempre deseó. Manifiesta que la maternidad ha constituido un cambio significativo en su vida y la define como la experiencia más gratificante que ha vivido. “Desde que uno es madre la vida te hace ver las cosas de diferentes maneras y aprendes a valorar lo que realmente tiene importancia, que es la familia”, sostiene. Asegura que cada hijo, con su personalidad auténtica, es un pilar de experiencias diversas: A sus seis años, Ana Sofía se perfila como una persona responsable con sus deberes, innovadora y vivaz, mientras que Alejandro, el mayor del clan, es un potencial líder. Alejandra define a su pequeño Andrés, de cuatro años, como un niño de carácter muy noble y apegado al nucleo familiar, y Abraham se destaca por la inocencia y ternura propias del primer año de vida. Adriana María, la deseada compañera de Ana Sofía, aún debe esperar dos meses para ver la luz del mundo y ya es tratada como parte del “quinteto”. Integridad familiarA pesar de que su esposo, Otto Guerrero, solo deseaba dos hijos, Alejandra ha contado con su apoyo para hacer realidad su sueño de formar una familia de seis vástagos, y afirma que es un padre atento y amoroso con sus pequeños. Esta abnegada mujer expresa que el amor sincero que recibe de sus niños es la mayor satisfacción que le ha brindado la maternidad. “No te imaginas lo que significa que quince minutos después de haber castigado a un hijo este se te acerque para decirte que te ama”, dice. “La maternidad requiere de amor incondicional, sacrificios y estar consciente de que eres el balance del hogar”, manifiesta Alejandra, no solo referiéndose a su experiencia como madre sino a la estrecha relación que ha mantenido con su propia progenitora: “Es la persona que me ha apoyado siempre en todas mis decisiones, aun cuando no las comparta, y me hace ver las cosas de manera objetiva aunque me duela”, enfatizó. Una de las principales fortalezas que Alejandra trata de fomentar en sus retoños es la valoración del amor, empezando por el que va dirigido a ellos mismos. “Procuro que tengan una alta autoestima y que se sientan seguros desde que están en mi vientre, que sepan que son importantes”, afirma. EL DESAFIO DE DIRIGIR UNA GRAN FAMILIAA esta joven mujer le gustaría transmitir a sus hijos, de manera íntegra, los valores que recibió de su madre, sobre todo el esfuerzo constante por la preservación de la unión familiar. Tiempo en equilibrioAlejandra y su esposo dedican los fines de semana a compartir actividades recreativas con sus hijos, como gozar de un día de playa o piscina. Además, todos disfrutan mucho las lecturas nocturnas y la oración familiar de cada mañana, en las que según afirma suelen surgir las peticiones más jocosas. “Dios es el centro de nuestro hogar y el balance del matrimonio, con los sacrificios que requiere llevar el timón de una familia de cinco niños”, expresa. Sostiene que con la debida planificación y el apoyo de Otto, no ha tenido grandes inconvenientes para equilibrar su tiempo entre atender las necesidades individuales de cada niño y sus propias actividades laborales y personales. “Si uno de mis hijos tiene un cumpleaños, trato de tener el regalo envuelto varios días antes para evitar presionarme”, dice. Su vocación de madre le permite disfrutar incluso la labor diaria de chofer, pues dice que en cada trayecto surgen amenas conversaciones entre ella y sus amados retoños. “Cada pequeño detalle en la vida de los hijos se disfruta al máximo”, asegura.

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