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EEUU: Migrantes aguardan fin de restricciones al asilo

Miles de migrantes saturaban el viernes los refugios en la frontera de México con Estados Unidos, mientras se acerca el fin de las restricciones al asilo de la era Trump y mientras nuevas cifras muestran que un menor número de adultos solos cruzaron la frontera de manera ilegal el mes pasado.

Los agentes de la Patrulla Fronteriza realizaron 143.903 detenciones de migrantes adultos que viajaban solos a lo largo de la frontera con México en noviembre, 9% menos que las 158.639 de octubre y su menor nivel desde agosto, según documentos presentados ante la corte por el Departamento de Justicia.

Los nicaragüenses se convirtieron en la segunda nacionalidad más numerosa en la frontera entre adultos que migran solos, superando a los cubanos y sólo después de los mexicanos.

El documento presentado como parte del proceso de una demanda federal en Luisiana no daba ninguna explicación para el descenso, que se produjo antes de que el miércoles expire la aplicación de una norma de salud pública conocida como Título 42.

Desde marzo de 2020, Estados Unidos les ha negado a los migrantes el derecho a solicitar asilo en 2,5 millones de ocasiones con el argumento de prevenir la propagación del COVID-19.

Estados gobernados por republicanos han pedido a un tribunal federal de apelaciones que mantenga en vigor el Título 42. La decisión podría ser de último minuto.

Las ciudades fronterizas, sobre todo El Paso, en Texas, se enfrentan a un flujo diario de migrantes que el gobierno de Biden prevé que aumentará si se levantan las restricciones al asilo.

En Tijuana, la mayor ciudad fronteriza de México, se calcula que hay unas 5.000 personas en más de 30 albergues, según declaró esta semana Enrique Lucero, director de asuntos migratorios de la ciudad.

En Reynosa, México, cerca de McAllen, Texas, casi 300 migrantes —en su mayoría familias— se hacinan en la Casa del Migrante, durmiendo en literas e incluso en el suelo.

Rose, una haitiana de 32 años, lleva tres semanas en el albergue junto con su hija y su hijo de 1 año. Rose, quien no dio su apellido porque teme que pueda poner en peligro su seguridad y sus intentos de solicitar asilo, dijo que en su viaje se enteró de posibles cambios en las políticas estadounidenses. Señaló que estaba contenta de esperar un poco más en México a que se levantaran las restricciones que se impusieron al principio de la pandemia y que desde entonces han sido una piedra angular de la vigilancia fronteriza estadounidense.

“Tenemos mucho miedo, porque los haitianos son deportados”, manifestó Rose, a quien le preocupa que cualquier error al tratar de llevar a su familia a Estados Unidos pueda hacer que la envíen de vuelta a Haití.

En Reynosa, unos 3.000 migrantes viven en tiendas de campaña instaladas sobre losas de hormigón y grava rugosa dentro de los muros de Senda de Vida 2, un refugio abierto por un pastor cristiano evangélico cuando el primero alcanzó su capacidad máxima. Las moscas pululan por todas partes bajo un sol abrasador incluso a mediados de diciembre.

Para los muchos que huyen de la violencia en Haití, Venezuela, Centroamérica y otros lados, estos refugios ofrecen al menos cierta seguridad frente a los cárteles que controlan el paso a través del río Bravo (o Grande) y se aprovechan de los migrantes.

En McAllen, un centenar de migrantes que evitaron las restricciones al asilo descansaban el jueves en colchonetas en una gran sala gestionada por Caridades Católicas, a la espera de ser trasladados a donde viven sus familias y amigos dentro de Estados Unidos.

Gloria, una hondureña de 22 años con 8 meses de embarazo, se aferraba a una hoja impresa en la que se leía: “Please help me. I do not speak English” (Por favor, ayúdenme. No hablo inglés). Gloria tampoco quiso que se utilizara su apellido por temor a su seguridad. Expresó su preocupación por pasar sola por el aeropuerto para llegar a Florida, donde conoce a una persona.

El Título 42, que forma parte de una ley de salud pública de 1944, se aplica a todas las nacionalidades, pero ha recaído en mayor medida sobre aquellos a los que México acepta repatriar: guatemaltecos, hondureños, salvadoreños y, más recientemente, venezolanos, además de mexicanos.

Los agentes de la Patrulla Fronteriza hicieron 3.513 detenciones de adultos venezolanos que viajaban solos en noviembre, comparadas con 14.697 del mes anterior, lo que demuestra el impacto de la decisión de México el 12 de octubre de recibir a los migrantes del país sudamericano que sean expulsados por Estados Unidos.

También en noviembre, hubo 43.504 detenciones de mexicanos adultos solos en la frontera, un descenso respecto a las 56.088 de octubre. De igual manera se registraron 27.369 detenciones de nicaragüenses en noviembre, frente a las 16.497 de octubre, así como 24.690 de cubanos, que superaron las 20.744 de octubre.

En un acontecimiento relacionado, un juez federal en Amarillo, Texas, dictaminó que el gobierno de Biden puso fin erróneamente a una política de la era Trump que hacía que los solicitantes de asilo esperaran en México sus audiencias en un tribunal de inmigración de Estados Unidos. El fallo no tuvo un impacto inmediato, pero podría suponer un revés a largo plazo para la Casa Blanca.

La política de “Permanecer en México” se utilizó para obligar a unos 70.000 solicitantes de asilo a esperar en México sus audiencias en Estados Unidos después de ser introducida en enero de 2019. Biden suspendió la política su primer día en el cargo, lo que condujo a un largo y tortuoso camino legal y administrativo.

El Departamento de Seguridad Nacional dijo que estaba evaluando sus próximos pasos. El gobernador de Texas, Greg Abbott, quien demandó para mantener vigente la política de “Permanecer en México”, calificó el fallo como una victoria “por ahora.”

Kacsmaryk ordenó inicialmente que se restableciera la política en 2021. El gobierno de Biden cumplió, pero no aplicó la política ampliamente y sólo unos pocos miles de personas fueron devueltas a esperar en México.