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Palestinos e israelíes, unidos lo que dura una canción

El cantante druso israelí Mike Sharif durante la entrevista con la AFP en el pueblo de Daliat al Carmel, en el norte de Israel, JALAA MAREY AFP

El cantante druso israelí Mike Sharif durante la entrevista con la AFP en el pueblo de Daliat al Carmel, en el norte de Israel, JALAA MAREY AFP

"¡Yalla, Yalla, levanten las manos!", grita en árabe el cantante druso-israelí Mike Sharif ante los palestinos que bailan con uno de sus éxitos cantados en hebreo, durante una boda en Cisjordania ocupada.

La insólita escena tuvo lugar hace unos meses en Yata, un pueblo palestino cerca de Hebrón, una zona con frecuentes fricciones entre los palestinos por un lado y el ejército y los colonos israelíes por el otro.

Y los videos de estos bailes rápidamente se volvieron virales en las redes sociales.

"Preparé tres horas de espectáculo en árabe. Pero al cabo de media hora, todos los invitados me pedían que cantara en hebreo", explica este cantante druso, de 40 años, en Daliat al Carmel (norte de Israel).

Los drusos, una minoría de lengua árabe que profesa una fe basada en un islam heterodoxo, son cerca de 140,000 en Israel y en los Altos del Golán ocupados por el Estado hebreo.

A Mike Sharif le empezaron a llamar "el portento druso" a los 12 años, cuando ganó un concurso de televisión. Desde los años 90, sus canciones de pop mizrají (oriental) le catapultaron a la fama tanto en Israel como en Cisjordania, Gaza y en varios países árabes.

"Siempre he sido un ciudadano del mundo", afirma el autoproclamado "embajador de la paz" entre israelíes y palestinos.

- "En hebreo en Hebrón, en árabe en Tel Aviv" - El pop mizrají, nacido del encuentro de la cultura judía de Oriente Medio y del norte de África, supo desde sus inicios mezclarse con la música de los territorios árabes vecinos.

Y a día de hoy, cantantes israelíes como Eyal Golan o Eden Ben Zaken tienen muchos fans tanto en Israel como entre los palestinos. Y grandes nombres de la canción árabe, como Umm Kalzum, Fairuz o Farid al Atrash, son desde hace buen tiempo muy populares entre los israelíes.

Una cercanía musical que, para Mike Sharif, debería "unirnos a todos" y ayudar a terminar con las guerras. "Canto en hebreo en Hebrón y en árabe en Tel Aviv. Canto en los dos idiomas y todo el mundo las canta todas" las canciones, explica.

"Mi música puede ayudar a la paz. La política no hace que la gente se una así", considera.

Pero su concierto en Yata también desató críticas e incluso amenazas de uno y otro bando. Algunos palestinos e israelíes lo ven como un "traidor": los primeros por cantar en hebreo en Cisjordania ocupada y los segundos por tocar en una boda palestina.

Sin embargo, Sharif abandonó su proyecto de convertirse en el "primer cantante israelí en tocar en la Franja de Gaza", territorio gobernado por el grupo islamista Hamás, al cual los israelíes tienen prohibido viajar, por "las tensiones", dijo.

- "Experiencia emocional" - Para Oded Erez, especialista de la música popular de la Universidad Bar Ilan, cerca de Tel Aviv, que la música sea un puente entre israelíes y palestinos es algo que viene de los "años de Oslo", donde a inicios de los 90 se firmaron los acuerdos de autonomía provisional de los territorios ocupados.

Ye en ese entonces, cantantes judíos como Zehava Ben o Sarit Hadad interpretaban en las ciudades palestinas canciones de Umm Kalzum en árabe.

Pero, para este musicólogo, "compartir una música, un estilo, un sonido común, no puede por sí mismo ser una plataforma de cambio político o de reconciliación", a menos que sea "explícitamente usado a nivel político".

Y entre palestinos e israelíes, la música común es por ahora solo "una experiencia física y emocional" y no política, afirma.

El pedido del público palestino para que Mike Sharif cante en hebreo no es, por lo tanto, "por el hebreo en sí, sino por los éxitos de los 90, cantados en hebreo, que han entrado en el canon de la música de bodas palestinas", explica Oded Erez.

Algo parecido a lo que pasa con la canción "El sonido de la pólvora", compuesta en 2018 en honor al jefe de una banda de un campo de refugiados cerca de Nablús, en Cisjordania, y que suena en bucle en árabe en las bodas judías, afirma Erez.

"Con la música, la gente desconecta de todas las guerras, de la política, de las opiniones divergentes", sentencia Mike Sharif. "Lo olvidan todo, solo están concentrados en la música".

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