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Migrantes haitianos se sienten atrapados entre México y EEUU

Migrantes, muchos de Haití, cruzan el Río Bravo mientras abandonan Del Río, Texas, para regresar a Ciudad Acuña, México, el miércoles 22 de septiembre de 2021 temprano, algunos para evitar una posible deportación de EEUU otros a conseguir suministros. (AP Foto/Fernando Llano)

Migrantes, muchos de Haití, cruzan el Río Bravo mientras abandonan Del Río, Texas, para regresar a Ciudad Acuña, México, el miércoles 22 de septiembre de 2021 temprano, algunos para evitar una posible deportación de EEUU otros a conseguir suministros. (AP Foto/Fernando Llano)

Cientos de migrantes viven estos días entre dos aguas: poner su suerte en manos de Estados Unidos -que puede devolverles a Haití o dejarlos libres para tramitar el asilo— o permanecer en México, donde temen las redadas y ser detenidos aunque, de momento, las autoridades sólo los devuelven hasta la frontera con Guatemala.

Nelson Saintil —un haitiano que viaja con esposa y cuatro hijos de 16, 13, 10 y 5 años— acababa de salir de Del Río, Texas, donde la semana pasada llegaron a juntarse más de 14.000 migrante por miedo a las deportaciones, pero en el lado Mexicano, en Ciudad Acuña, se sentía el miércoles como en una cárcel al aire libre porque si salen del campamento teme que los detengan.

“No sé cuándo pararan las deportaciones (desde Estados Unidos) y antes de volver hay que estar seguros” de que nos liberarán para pedir asilo, dijo tras reconocer que sopesa a casi a cada instante en qué orilla del Río Bravo quedarse. “No quiero ser como los ratones, que no se enteran que caen en la trampa porque volver a Haití es enterrar a una persona en vida”.

Bodlet Manaasse, de 27 años que dejó su trabajo de taxista en Chile para intentar llegar a Estados Unidos, hacía el camino inverso. Enfermo del hígado había regresado a México el domingo desde Texas para ir al médico y el miércoles volvía a cruzar a Del Río tras vivir una redada que dejó varias habitaciones destrozadas en un hotel el centro de la ciudad. “Mi hermano me llamó que nos toca pasar hoy”, dijo entre esperanzado y temeroso por lo vivido de madrugada y confiando en que esa ‘salida’ fuera quedar liberado en territorio estadounidense.

Los agentes de migración, escoltados por elementos armados de la Guardia Nacional, irrumpieron de madrugada en el hotel mientras dormía. “Me tocan la puerta, yo no la abrí. El dueño la abrió y me dijeron ‘muchacho tienes que ir conmigo’”, explicó, aunque dice que no le pidieron ningún documento. “No, yo estoy enfermo, tengo que ver el médico”, dijo mostrando su vientre totalmente hinchado. Fue al único al que no hostigaron más.

El resto del hotel se convirtió en un caos de gritos, carreras, ventanas rotas. Una familia se escondió en el baño pero los agentes rompieron la puerta. Tras los forcejeos un par de familias lograron escapar defendiéndose con los vidrios rotos que estaban en el suelo y salieron corriendo con los niños en brazos.

Otra media docena de migrantes salían del hotel detenidos y subían a una camioneta. El suelo quedó regado de ropa, cortinas, chanclas, pañales, un biberón con el nombre de Antonio y gotas de sangre, según dijo Manaasse, porque uno de los migrantes se cortó con los cristales rotos.

El encargado del hotel, asustado, solo se atrevió a decir a AP —que presenció parte de los hechos— que nunca había visto nada igual.

México ha estado intensificando sus esfuerzos para aliviar el número de migrantes en esta parte de la frontera. Además, los haitianos solo pueden comprar boletos hacia el sur. Hacia el norte, las lineas de autobuses de los estados fronterizos tienen, en teoria, prohibido vendérselos si no tienen documentos en regla.