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El Reino Unido estrena a cámara lenta un nuevo mundo de fronteras y aduanas

"NO ESTÁBAMOS SEGUROS DE CÓMO PRUEBAS QUE TIENES DERECHO A VIVIR AQUÍ A PARTIR DEL 1, PORQUE NO LO DEJARON MUY CLARO"

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Enrique Rubio/EFELondres, Reino Unido

El Reino Unido se adentra desde este viernes en el mundo de aduanas y fronteras que le espera tras su salida de la UE, aunque la inactividad propia de Año Nuevo y las precauciones de empresas y viajeros hicieron que el tránsito discurriese hoy en un plácido sopor.

La española María Soneira no quería sustos. Vive desde hace ocho años en Southampton (sur de Inglaterra) y hoy regresaba allí con su novio tras pasar unos días de vacaciones en Lisboa, con el temor a que la falta de cualquier papel le impidiese llegar a casa.

"No estábamos seguros de cómo pruebas que tienes derecho a vivir aquí a partir del 1, porque no lo dejaron muy claro", dijo a Efe nada más poner pie en el aeropuerto londinense de Heathrow, solo unas horas después de que se materializase el Brexit.

Ante la duda, mejor armarse con un taco de papeles bajo el brazo.

"No sabíamos si íbamos a tener que poner sello en el pasaporte, si tendríamos que demostrar algo... Vinimos con todo impreso por si acaso, para al menos poder enseñarlo y luego ver qué pasaba. Pero no ha habido ningún problema", explicó esta trabajadora de recursos humanos en una empresa de cruceros.

¿Podré llevar mi paté?

Al igual que ella y su novio André, miles de europeos regresaban hoy inquietos al país que los recibió cuando todavía podían instalarse en él sin necesidad de un visado.

El precipitado acuerdo con la UE para definir la relación pos-Brexit, que fue zanjado hace solo una semana, hizo que las dudas más peregrinas asaltasen a los viajeros.

Algo así le sucedió al francés Sébastien Paseau cuando decidió pertrecharse con paté y dulces para atravesar el canal de la Mancha a bordo del tren Eurostar. Por suerte para él, su "mercancía" no fue incautada ni controlada.

"Busqué si tenía derecho a llevar las mismas cosas, mi comida... por si iba a haber derechos de aduana. Vi que no había información particular sobre el asunto, así que fui como siempre y no ha habido ninguna revisión suplementaria", decía con una sonrisa en la boca este joven, residente desde hace dos años y medio en el Reino Unido.

La aprensión no es patrimonio exclusivo de los comunitarios que llegan a la isla. A los británicos residentes en la UE también les espera la nueva y desagradable experiencia de colocarse en la fila de "países terceros" cuando alcancen su destino.

Para Peter Jordan éstas han sido unas navidades amargas. Viajó a Inglaterra para asistir al funeral de su madre el 18 de diciembre, pero las restricciones por el coronavirus, que obligaron a cancelar hasta tres vuelos y un ferri que había reservado, le forzaron a no poder regresar a su hogar en Fráncfort (Alemania) hasta hoy.

"Esta es la primera oportunidad para regresar. Desafortunadamente, el 1 de enero, con el Brexit, no es el mejor momento para viajar, pero me quiero ir a casa. Estoy nervioso por pasar el control fronterizo de países fuera de la UE, que es la gran diferencia que voy a notar", subrayó este inglés, que vive "muy triste" este día de separación.

Calma en Dover

La plétora de papeleo y trámites burocráticos que le espera a los transportistas en la nueva era pos-Brexit no afectó en su primer día al tránsito por Dover, principal puerto de entrada y salida de mercancías entre el continente y el Reino Unido.

La Hacienda británica calcula que los ajustes a esta nueva situación añadirán 7.000 millones de libras (más de 7.800 millones de euros) a los costes de hacer negocios con la UE.

Pese a ello, un acuerdo para eximir durante un año de las declaraciones de origen a los productos que cruzan la aduana debería contribuir a hacer más fluidos los intercambios comerciales, especialmente en el sector de la automoción, donde las cadenas de producción están prácticamente imbricadas.

Un camión conducido por el transportista Slavi Ivanov Shumeykov fue el primero en iniciar esta nueva etapa al superar en la localidad de Folkestone, en el sureste de Inglaterra, los controles del Eurotunnel, el túnel por debajo del canal de la Mancha, a las 23.00 GMT del jueves, el momento en que se materializó la ruptura.

El portavoz del Eurotunnel, John Keefe, dijo que las cosas transcurrieron bien el viernes y que todo "está tranquilo", dado que han sido pocos los camiones que han cruzado, como se esperaba.

La desconexión había creado inquietud entre las empresas después de las escenas vistas hace una semana, con miles de camioneros varados, después de que Francia cerrase su frontera por la crisis de la covid-19.

Mientras, los primeros ferris procedentes del Reino Unido arribaron a Irlanda sin excesivos sobresaltos, salvo en algunos casos en que la autoridad portuaria obligó a embarcaciones a dar la vuelta por no disponer de la documentación requerida, como le sucedió a seis cargos de la compañía Stena Line.

La embarcación Ulysses, de la compañía Irish Ferries, fue la primera en atracar en Irlanda procedente del Reino Unido esta madrugada a las 5.55 GMT transportando una docena de camiones procedentes de Holyhead, en Gales.