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Trump y Biden dejan su destino en manos de los votantes

Aquellos que votaron el martes de forma presencial sumarán su voz a la de 102 millones de estadounidenses que lo hicieron de forma anticipada

Lisa Carrera, maestra de historia jubilada, con su nieto Maverick, de 2 años, sale de votar del Dodger Stadium de Los Ángeles, el martes 2 de noviembre de 2020. (AP Foto/Damian Dovarganes)

Lisa Carrera, maestra de historia jubilada, con su nieto Maverick, de 2 años, sale de votar del Dodger Stadium de Los Ángeles, el martes 2 de noviembre de 2020. (AP Foto/Damian Dovarganes)

Los votantes acudieron el martes en grandes números a las urnas a pesar de la amenaza del coronavirus y de la posibilidad de enfrentar largas filas, todo para elegir entre el presidente Donald Trump y su rival demócrata Joe Biden, en una elección que influirá en la manera como Estados Unidos se enfrentará a todo tipo de situaciones en los próximos años, desde la pandemia hasta las relaciones raciales.

Aquellos que votaron el martes de forma presencial sumarán su voz a la de 102 millones de estadounidenses que lo hicieron de forma anticipada, una cantidad sin precedentes que representa el 73% de la participación electoral total de los comicios de 2016.

“Para nosotros, el punto más importante es dejar de lado nuestras diferencias personales”, dijo Eboni Price, de 29 años, quien llegó montada a caballo a su centro de votación en un vecindario del noroeste de Houston.

Biden llegó a la jornada electoral con varias opciones para aspirar al triunfo, mientras que Trump, abajo en los sondeos en varios estados sin clara inclinación política, tiene una ruta menos clara pero aún factible hacia los 270 votos del colegio electoral. También está en juego el control del Senado: los demócratas necesitaban sumar tres escaños en caso de que Biden gane los comicios para tener poder absoluto en Washington por primera vez en una década. Se prevé que la Cámara de Representantes conserve la mayoría demócrata.

En medio de la peor crisis de salud pública en un siglo, la pandemia y el manejo de Trump de la misma se convirtieron en protagonistas inevitables de 2020.

Trump inició la jornada de manera optimista, pronosticando que tendría un mejor resultado incluso que en 2016, pero durante una visita a sus oficinas de campaña se mostró mucho más moderado.

“Ganar es fácil”, dijo a los reporteros. “Perder nunca es fácil, no para mí”.

Trump dejó abierta la posibilidad de dirigirse el martes a la nación, incluso si aún no se determina un ganador. Biden también prometió un discurso.

El nominado demócrata sigue de cerca lo que ocurra en el crucial estado de Pensilvania, haciendo un llamado final a los votantes de su ciudad natal de Scranton y al bastión demócrata de Filadelfia.

En estados sin clara preferencia política, como Florida, Iowa, Georgia, Michigan y Pensilvania, algunos votantes se presentaron a las urnas desde antes del amanecer para evitar a las multitudes, pero aun así se encontraron con largas filas para poder votar.

Las copiosas votaciones anticipadas —y las disputas legales sobre la manera como serán contabilizadas— generaron acusaciones infundadas de fraude por parte de Trump, quien se ha rehusado a garantizar que acatará el resultado de las elecciones.

Biden visitó el martes la casa y la iglesia donde pasó su infancia en Scranton, como parte de un llamado al voto antes de viajar a esperar los resultados electorales en Wilmington, Delaware, donde reside. Su compañera de fórmula, la senadora Kamala Harris, estuvo de visita en Detroit, una ciudad de población mayoritariamente negra en el crucial estado de Michigan.

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