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Habilitan camas para pacientes que esperan UCI en Chile

Soldados con equipo de protección total se preparan para desinfectar un área donde una cocina del ejército sirve comida a personas que enfrentan dificultades debido a la pérdida de ingresos por la pandemia del nuevo coronavirus en Maipú, en las afueras de Santiago, Chile, el martes 16 de junio de 2020. (AP Foto/Esteban Felix)

Soldados con equipo de protección total se preparan para desinfectar un área donde una cocina del ejército sirve comida a personas que enfrentan dificultades debido a la pérdida de ingresos por la pandemia del nuevo coronavirus en Maipú, en las afueras de Santiago, Chile, el martes 16 de junio de 2020. (AP Foto/Esteban Felix)

El desenfrenado aumento de los contagios del nuevo coronavirus en Chile obligó a los municipios a habilitar camas para pacientes que esperan un cupo en las saturadas unidades de cuidados intensivos, mientras el gobierno buscar reducir la movilidad de personas con información de las compañías de telefonía celular.

“Estamos en una situación difícil”, admitió el ministro de Salud, Enrique París, que asumió esta semana en reemplazo de Jaime Mañalich. Aunque logró ampliar la infraestructura hospitalaria, Mañalich dejó el puesto en medio de críticas porque sus cuarentenas móviles no surtieron efecto y por la cambiante metodología para contabilizar los muertos por COVID-19, que sobrepasan los 3.800.

Chile tiene más de 225.000 casos con un promedio de 5.000 nuevos contagios cada día, de los cuales un 15% necesitará ser hospitalizado y 5% requerirá un ventilador mecánico en momentos en que los hospitales y clínicas privadas tienen sus unidades de atención crítica con una ocupación del 96%.

París anticipó que Santiago y las localidades que rodean la capital, donde se concentra el 80% de los infectados, usarán la información telefónica, sin transgredir la privacidad de las personas, para que se queden en sus casas, porque se necesita disminuirla a un 50% e idealmente a un 60%.

Explicó que se usará a las empresas de telefonía, como hizo Corea del Sur, para que “nos ayuden a controlar la movilidad mediante el testeo o el seguimiento de los teléfonos celulares”.

Fernando Rojas, decano de la Facultad de Ingeniería la Universidad del Desarrollo, dijo que la información de cuatro millones de celulares revelan que la última semana en el gran Santiago se redujeron los traslados en sólo un 39%. Lo que se hace “es un seguimiento masivo... totalmente anónimo”, aseguró. Precisó que en toda la capital la caída en los traslados es sólo de un 29%.

Un número creciente de médicos y expertos opinan que la ciudad debería tener una cuarentena efectiva, incluida la suspensión del transporte púbico, que hasta ahora sólo reduce la circulación en horas bajas y se incrementa en horas de mayor demanda. El gobierno ha descartado paralizarlo.

En la ciudad se observa a diario el desplazamiento de miles de personas, especialmente a trabajadores informales que necesitan salir a la calle para vender alguna cosa que les permita obtener el pan del día.

Reducir la movilidad es imprescindible para descomprimir la presión sobre el sistema hospitalario, que no da abasto para seguir recibiendo pacientes críticos, por lo que las salas municipales de atención primaria empezaron a hacer las veces de pequeños hospitales.

“Si no lo hacemos nuestros vecinos van a morir ahogados en su casa por falta de oxígeno... los hospitales no están aguantando más”, dijo el alcalde Felipe Delpin de la barriada de La Granja, al sur de la ciudad. Precisó que ya habilitaron 100 camas.

Daniela Torres, directora de Salud de la municipalidad pobre de Puente Alto, al sureste, señaló que disponen de 91 camillas de pre-hospitalización y que algunos pacientes han esperado hasta ocho días un cupo en una unidad de cuidados intensivos.

“Estamos dignificando su salud. Si no estuviéramos estos pacientes perfectamente podrían haber fallecido sin atención médica”, dijo Torres.

Muchas de las 38 comunas del gran Santiago están siguiendo el ejemplo de La Granja y Puente Alto.

La salud primaria atiende al 80% de los 18 millones de chilenos que no tienen recursos para pagar medicina privada y a su labor tradicional el gobierno le encargó la tarea de ubicar y testear a los nuevos contagiados y a sus contactos estrechos para aislarlos.

El gobierno triplicó el número de camas críticas y cuadriplicó los ventiladores mecánicos en los hospitales y clínicas privadas desde la llegada del virus en marzo, pero el sector privado advirtió esta semana que ya no tiene capacidad humana ni espacio para seguir ampliándose.

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