Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

PANDEMIA

“Ni remedio, ni derechos”: China impide salir a extranjeros

Daniel Hsu, ciudadano chinoestadounidense, posa para un retrato cerca del apartamento que ha arrendado en Shanghái, China, el 13 de abril de 2020. (AP Foto).

Daniel Hsu, ciudadano chinoestadounidense, posa para un retrato cerca del apartamento que ha arrendado en Shanghái, China, el 13 de abril de 2020. (AP Foto).

Avatar del Listín Diario
AP/ ERIKA KINETZShangaí, China

Se suponía que Mandy Luo se subiría con su madre a un avión con rumbo a Seattle y terminaría la escuela secundaria como todo el mundo.

Pero en el aeropuerto de Shanghái, un agente de seguridad dijo a la madre de Luo, Jodie Chen, que no podía salir de China. Tampoco su padrastro, un ciudadano estadounidense llamado Daniel Hsu.

La adolescentes se quedó congelada, con la mente en blanco y las piernas paralizadas.

En el vuelo a casa sola, pasó 10 horas vomitando. No dejaba de pensar “Mamá, ¿por qué no estás aquí?”.

En la práctica, Luo se vio huérfana en un suburbio de Seattle a los 16 años debido a las leyes chinas que dan a las autoridades una amplia autoridad para impedir que tanto ciudadanos chinos como extranjeros abandonen el país.

Las voces críticas dicen que la práctica huele a toma de rehenes y castigo colectivo, en contra del derecho internacional. También advierten que deja al descubierto la voluntad de China de influir no solo sobre los ciudadanos chinos en su territorio, sino también sobre los residentes permanentes y ciudadanos de otros países.

Sin embargo, dentro de China las prohibiciones de salida se han celebrado como una forma de convencer a los funcionarios corruptos de que regresen a su patria para ser procesados, dentro de la amplia campaña del presidente, Xi Jinping, de sanear el gobernante Partido Comunista y reforzar su autoridad moral.

The Associated Press investigó 10 casos que afectaban a ciudadanos estadounidenses, canadienses, australianos y chinos, hablando con personas sujetas a prohibiciones de salida, sus familiares, abogados y funcionarios que hacían presión en su nombre. También se revisaron documentos legales y correspondencia del gobierno. La mayoría habló bajo condición de anonimato por miedo a poner en una situación más difícil a las personas sin autorización para salir de China.

Los casos mostraban un patrón básico: los afectados no se dieron cuenta de que no podían irse de China hasta que se vieron bloqueados en el aeropuerto. No recibieron notificación formal sobre por qué estaban retenidos. Las prohibiciones de salir no tenían límite ni un mecanismo claro para resolverlas o apelarlas. Se retenía a gente aunque no hubiera acusaciones en su contra.

“Este es un comportamiento increíble e inaceptable del gobierno chino y una violación clara del derecho internacional”, dijo James P. McGovern, presidente de la Comisión Ejecutiva-del Congreso de Estados Unidos sobre China.

Según personas con conocimiento directo de los casos, se ha vetado la salida a niños, una mujer embarazada y un sacerdote, todos con pasaportes extranjeros.

“En el pasado se centraron en disidentes dentro de China”, dijo Feng Chongyi, académico y residente permanente en Australia, que en 2017 se vio vetado a salir de China e interrogado. “Empiezan a utilizar esta medida para silenciar también a los chinos en el extranjero. Es una expansión del poder político chino”.

Estados Unidos, Canadá y Australia han emitido advertencias a los viajes advirtiendo de que los ciudadanos extranjeros pueden ser retenidos en China por disputas en las que podrían no estar implicados de forma directa. Es difícil contabilizar el número de ciudadanos extranjeros a los que se prohíbe salir del país porque China no reporta los casos a las autoridades consulares, pero diplomáticos de los tres países dijeron a AP que el número de casos está subiendo.

Los padres de Mandy Luo no han sido condenados por ningún delito en China, pero su padrastro, Hsu, estuvo seis meses encarcelado en aislamiento y bajo una intensa vigilancia. Él sigue atrapado en Shanghái. Su madre tuvo prohibido salir del país durante más de dos años y medio, y finalmente recibió permiso para volver a su casa en Seattle el 10 de abril. No está claro por qué.

La familia dice que en la práctica, las autoridades provinciales de Anhui los retuvieron como rehenes para presionar al padre de Hsu para que regrese de Estados Unidos y sea procesado en China por la supuesta malversación de 447.874 yuanes (unos 63.000 dólares actuales) hace más de 20 años. Él afirma que la acusación es falsa y deriva de una venganza política.

Las autoridades en Anhui y el Ministerio chino de Asuntos Exteriores en Beijing declinaron hacer comentarios o no respondieron a las peticiones de comentarios.

“Los diplomáticos estadounidenses plantean con frecuencia la cuestión de las prohibiciones de salida y la necesidad de transparencia ante el gobierno de la República Popular China”, indicó un portavoz del Departamento de Estado. “El Departamento ha planteado el caso del señor Hsu a los más altos niveles y seguirá haciéndolo hasta que se le permita regresar a casa a Estados Unidos”.

La campaña anticorrupción de Xi ha puesto una enorme presión sobre las autoridades locales para repatriar a los sospechosos de corrupción. Al chocar con la falta de cooperación de las fuerzas de seguridad en Estados Unidos, Canadá y Australia, los principales destinos de las personas más buscadas en el país, las autoridades chinas han desarrollado sus propias armas de persuasión.

Muchos países pueden vetar la salida a personas acusadas de delitos o reclamadas como testigos en procesos legales. Pero los expertos en derecho dicen que las prohibiciones de salida en China van más allá de esas normas internacionales.

“China se está aprovechando de su creciente fuerza dentro de la comunidad internacional para incumplir la ley y no pagar un alto precio por ello”, dijo Thomas Kellogg, director ejecutivo del Centro para el Derecho en Asia en la Universidad de Georgetown.

“Es un asunto político. No es una cuestión legal”, explicó Si Weijiang, abogado en Shanghái. “Normalmente no acepto esa clase de caso porque no hay remedio legal”, añadió. “Ni remedio, ni derechos”.