Bolsonaro pone en la cuerda floja a la industria cinematográfica de Brasil

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María Angélica Troncoso/EFERío de Janeiro

El cine brasileño, el segundo en importancia en América Latina y el octavo en el ránking mundial, nuevamente está en el vilo tras las últimas determinaciones del Gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro, quien ayer amenazó con extinguir la entidad que regula y fomenta el sector.

Bolsonaro recortó el pasado jueves a la mitad el número de representantes de la industria en el Consejo Superior de Cine, órgano responsable de la redacción de la política nacional para el sector, en el que ahora el Gobierno tiene mayor participación.

Ayer, en tanto, reiteró la intención de que Ancine, la entidad reguladora, tenga su sede en Brasilia y ejerza mayor control "cultural" si no quiere desaparecer.

"Va a tener un filtro ya que es un órgano federal. Si no puede tener un filtro, extinguiremos Ancine. La privatizaremos, la pasaremos a otras manos o la extinguiremos", señaló este viernes el ultraderechista tras asistir a un acto en Brasilia.

Desde que llegó al poder, el mandatario brasileño se ha empeñado en transformar, trasladar, pero sobre todo, mantener el control sobre entidades cuya gestión se relaciona con actividades culturales, educativas y de derechos humanos, las que considera actúan bajo "ideologías de izquierda".

Ancine, entidad oficial adscrita al ministerio de la Ciudadanía y con sede en Río de Janeiro, ha sido salpicada por una serie de escándalos por irregularidades financieras, que están siendo investigadas desde abril de este año por los órganos de control, bajo amenaza de congelar los recursos destinados a la industria.

Esta posible limitación de recursos ha prendido las alarmas del sector del cine en Brasil en donde varias producciones pueden quedar en el limbo.

La amenaza contra Ancine se da un día después de que el mandatario brasileño, un capitán de la reserva del Ejército, decidiera por decreto menguar a la mitad el número de participantes de la industria del cine y de la sociedad civil en el Consejo Superior de Cine.

Con la decisión, el Gobierno del ultraderechista tendrá la mayor participación en la composición del consejo que ahora estará conformado por siete ministros y cinco miembros del sector y de la sociedad civil.

"No puedo admitir que con dinero público hagan películas como las de Bruna Surfistinha", dijo Bolsonaro tras firmar el decreto y hacer un balance por sus 200 días de gestión, en referencia al filme sobre la vida de una prostituta en Sao Paulo que se convirtió en una vendida escritora y que dio ganancias en Brasil.

En el mismo decreto, Bolsonaro decidió transferir el consejo del Ministerio de Ciudadanía, que incluye la antigua carpeta de Cultura, al de la cartera de Presidencia (Casa Civil).

Para Cao Quintas, socio mayoritario de la Productora Latina Estúdio, las decisiones del ultraderechista son "temerarias" y tienen un "tinte ideológico" que va más allá del tema financiero.

Según el productor, Bolsonaro desconoce cómo funcionan los mercados de la industria cinematográfica y audiovisual en Brasil.

"En el primer semestre de este año el sector creció un 11 % en comparación con el mismo período del año pasado", explicó Quintas a Efe.

El mercado brasileño de cine es el octavo más grande del mundo en número de entradas vendidas (más de 180 millones al año), por delante de países como Japón y Reino Unido, y uno de los pocos sectores de la economía que ha tenido un crecimiento constante en los últimos años, con una media de 5 %, según datos de Ancine.

Bolsonaro "debería informarse mejor sobre los datos financieros de esta industria que además de ser una de las pocas que ha crecido desde la crisis económica, ha dejado en alto la imagen del país en festivales internacionales como el de Cannes y Berlín", citó.

Este año, cuatro filmes brasileños fueron seleccionados para el festival de Cannes, entre ellos 'Bacurau', de los brasileños Kléber Mendonça Filho y Juliano Dornelles, película que critica fuertemente la situación de la política actual en Brasil y que ganó el premio del jurado.

Por el comentario que el mandatario brasileño hizo sobre la película de 'Bruna Surfistinha', el productor brasileño se mostró preocupado por la censura que puedan tener futuras producciones.

"Él creará un organismo que haga ese filtro, que decida qué contenido se puede pasar o no. Eso es volver con la censura, me parece peligroso", señaló.

Según el productor, quien indicó que el año pasado la mayor billetería la obtuvo la película evangélica 'Nada a perder', Ancine nunca evaluó el contenido de los filmes a fin de mantener el mercado independiente.

Un estudio realizado por la Federación Iberoamericana de Productores Cinematográficos y Audiovisuales (FIPCA), con sede en Madrid, la industria de la región creció en 16,9 millones de espectadores con respecto a 2017, lo que supone un incremento del 22,5 %.

Las tres producciones iberoamericanas con más éxito el año pasado en Iberoamérica fueron la brasileña 'Nada a perder' (13 millones de espectadores) y las mexicanas 'Ya veremos' (4,3 millones de espectadores) y 'La boda de Valentina' (3,3 millones).

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