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PRESIDENTE

Donald Trump visita Paradise, una ciudad de California devastada por el fuego

Espesas humaredas, casas en ruinas, autos calcinados: un espectáculo de desolación encontró el sábado Donald Trump a su llegada a Paradise, una pequeña ciudad devastada por el incendio más letal de la historia de California.

Con un rostro grave, el presidente estadounidense, que no llevaba máscara a pesar del humo que cubre aún la región, constató en el lugar el alcance del desastre, acompañado de la alcaldesa de Paradise, Jody Jones.

"Es triste de ver", dijo Trump tras haber pasado unos 20 minutos en un campamento de casas rodantes donde sólo una bandera nacional aportaba algo de color a un paisaje de cenizas.

"En cuanto al número de muertos, nadie lo sabe verdaderamente en estos momentos, hay muchos desaparecidos", comentó.

El incendio llamado "Camp Fire", que comenzó hace más de una semana en la pequeña localidad de Paradise, ha destruido cerca de 60.000 hectáreas en el norte del estado, dejando 71 muertos y más de 1.000 personas desaparecidas.

En el sur del estado, cerca de Los Ángeles, el "Woolsey Fire" ha quemado en tanto unas 40.000 hectáreas, incluidas partes del balneario de Malibú, hogar de muchas estrellas, y ha dejado al menos otros tres muertos.

Cerca de 9.000 bomberos han sido desplegados en los dos frentes, decenas de miles de habitantes han sido evacuados de sus hogares y muchos permanecen impedidos de volver a ellos.

- Visible a más de 200 km -

Desde los primeros días de este incendio, Trump denunció la mala gestión forestal por parte de las autoridades de California, olvidando que en su mayoría se encuentran bajo control federal.

Amenazó también con recortar los fondos federales, en tanto el Congreso dedicó un presupuesto de 2.000 millones de dólares a la lucha contra los incendios forestales en el año fiscal 2018.

El sábado, justo antes de su partida, volvió a insistir sobre la "necesidad de una gestión diferente". "Lo digo hace mucho tiempo", señaló.

El cambio climático "pudo haber contribuido un poco" al avance brutal del incendio, pero "el principal problema es la gestión" ambiental, añadió, destacando que sus comentarios "no son positivos ni negativos, son solo los hechos".

California es adversa a las políticas del presidente en todos los frentes, desde la migración hasta el medio ambiente, pasando por la regulación de las armas de fuego. El estado más habitado del país, es también el que cuenta con mayor cantidad de inmigrantes y de indocumentados, uno de los principales blancos de la política gubernamental.

El impacto del "Camp Fire" es visible a más de 200 kilómetros al sur de la devastada Paradise, hasta San Francisco, donde las autoridades emitieron el viernes una alerta por la elevada contaminación del aire.

Allí, las escuelas públicas permanecieron cerradas el viernes y, a pedido de la alcaldesa London Breed, el transporte público fue gratis en la ciudad. Los vuelos en el aeropuerto internacional de San Francisco también se vieron perturbados debido a la reducida visibilidad.

Residentes publicaron fotos en las redes sociales del famoso puente Golden Gate, difícilmente visible en una atmósfera cargada de partículas.

El "Woolsey Fire", en tanto, ha sido contenido casi en un 80% y los bomberos esperan extinguirlo de aquí al lunes.

Hay una investigación en marcha sobre el origen de los incendios. Sin embargo, una demanda fue presentada contra la compañía local de electricidad Pacific Gas & Electric (PG&E), por un supuesto incidente con una línea de alta tensión justo antes de que se desatara el fuego en Paradise.

En el último año, California ha tenido varios incendios importantes, con un total de más de 100 muertos y la quema de miles de hectáreas. La sequía ha afectado por varios años a este estado del oeste de Estados Unidos.