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A DISTANCIA

Trump y Putin en Helsinki

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Adolfo ValenzuelaSanto Domingo

Que un presidente critique la labor de las agencias de investigación bajo su mando en un salón cerrado y privado, no sería nada nuevo, pero criticar a su servicio de inteligencia frente a miles de cámaras atentas a cada gesto y a cada palabra, y en este caso, al lado del supuesto “enemigo” estadounidense de nombre Vladimir Putin, es todo un extremo.

El mandatario estadounidense, Donald Trump, no ha podido librarse de epítetos de los líderes de su propio partido, el Repúblicano, y de sus contrincantes demócratas por una defensa “espontánea” del rol del gobierno ruso durante las elecciones presidenciales del año 2016.

“Rusia jamás interfirió y nunca va a interferir en los asuntos internos de EE.UU.”, afirmó, agregando que “incluso me acaba de hacer un ofrecimiento increíble: que las agencias de inteligencia rusas trabajen con sus homólogos estadounidenses en este caso” (la intervención del Kremlin en la victoria de Trump y en la derrota de la demócrata Hillary Clinton)

La palabra increíble perdió su significado.

Vladimir Putin salió victorioso del encuentro en el que, por supuesto negó que Moscú estuviese interesada en interferir en los resultados de los comicios, aunque admitió que prefería que ganara Trump debido a las difíciles relaciones con los líderes demócratas, incluyendo el entonces mandatario Barack Obama, quien impuso sanciones a los rusos no solo por el problema de los comicios, sino por la “anexión” de Crimea por parte de Moscú y el conflicto en Siria, como anexo.

Dentro de sus elogios, Trump señaló que las tensiones entre Washington y Moscú se debían principalmente a “las locuras y la estupidez de Estados Unidos” (debemos imaginarnos que se refería al período antes de que él se juramentara en la Presidencia), y que por demás “estaba de acuerdo”.

Aunque ambos líderes informaron al mundo que sus relaciones habían mejorado, a partir de la reunión en Finlandia, ninguno dio detalles sobre las discusiones, por alrededor de 40 minutos, a puertas cerradas.

Trump también consideró el encuentro con el líder ruso, “incluso mejor” que la reunión con los aliados tradicionales de la OTAN. Eso es ganarse una enemistad gratis con aliados tradicionales.

Defender a Putin a costa de sus propios agentes, fue un desliz que en algún momento sus enemigos políticos, internos y externos, le harán pagar caro.

Ayer se excusó con vehemencia, pero ante los cambios repentinos, hasta los republicanos sopesarán muy detenidamente quién será su próximo candidato presidencial.

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