ANÁLISIS

Un momento histórico

He vivido para verlo. Me emocione al ver llegar al US # 1 al aeropuerto José Martí. En él llegaba a Cuba, después de 88 años, un presidente norteamericano actuante.

El presidente Barack Obama y su familia bajaron por la escalerilla del avión y pisaron tierra cubana. Los recibía el Ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez quien estaba acompañado de una reducida delegación de funcionarios cubanos. Un ramo de rosas blancas le fue entregado a Obama. Pensé si Fidel Castro estaría viendo esas imágenes y note que Raúl Castro no estaba en el aeropuerto. Los símbolos me comenzaron a indicar que se ejecutaría un sencillo protocolo durante la visita de Obama a Cuba. No sería la visita del Presidente del país más poderoso del mundo y más bien se deseaba proyectar la de un hombre que buscaba lograr una nueva era en las relaciones de su país con Cuba.

Llovía en el José Martí y la Bestia Negra portando las dos banderas (el limousine presidencial) se acercó para transportar a su dueño hacia la Habana.

Me emocione al ver esas imágenes. Alguna vez en mi vida pensé que no llegaría a ver esto. Conozco a Cuba desde mis tiempos universitarios. Es decir antes, durante y después de Fidel Castro. A Cuba la he visitado como estudiante en los años cincuenta para disfrutar de sus encantos. Igualmente lo hice como simple ciudadano para poder conocer de su realidad económica en los ochenta y luego en el 2002 como Ministro de Comercio para lograr acuerdos entre nuestros gobiernos.

Recordé: mis viajes en el ferri desde Cayo Hueso a la Habana, la llegada de Castro al poder, el éxodo hacia la Florida y la gradual transformación de la ciudad de Miami que era donde estudiaba. Me vinieron también recuerdos tristes al evocar a los compañeros de clase que murieron en el desembarco de Bahía de Cochinos.

He vivido para ver y estudiar a la Cuba de los años cincuenta hasta el presente. Me pregunte si ha valido la pena el sacrificio que ha tenido que hacer el pueblo cubano en estos 57 años bajo el régimen de Castro. La verdad es que no lo sé. Pero si sé que haber sobrevivido a la hostilidad norteamericana durante todo ese tiempo es algo asombroso y que solo un gran estratega pudo haberlo logrado. García Márquez una vez dijo que la virtud de Fidel Castro era haber sido un gran idealista pero que quizás eso era también su mayor defecto.

Cuando se alejaba la caravana que transportaba al Presidente Obama hacia la Habana y CNN terminaba el programa, pensé en mi país, e hice comparaciones con Cuba. Medite sobre lo que debemos hacer frente al proceso que se desarrollara y el impacto que eso tendrá sobre nosotros. Fue en ese momento que me dije a mi mismo: Hugo, no te quejes hemos avanzado en términos de tener una democracia que es una de las más largas y sin interrupciones en el hemisferio occidental. Aun así me dije, no me siento conforme y seguimos teniendo un país desigual y las libertades que disfrutamos las vamos a perder si no despertamos del proceso de banalización colectiva en que actualmente estamos inmersos.

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