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MEMORIA

Murió Strassera, el fiscal que sentó a la dictadura argentina en el banquillo

Julio César Strassera, fallecido ayer en Buenos Aires, fue el fiscal del histórico juicio a las Juntas Militares en Argentina, que marcó una época en el país y se convirtió en un proceso sin precedentes que destapó ante el mundo el terror de la dictadura. Sus restos partirán hoy hacia un cementerio ubicado en las afueras de Buenos Aires. Strassera, de 81 años, estaba ingresado desde mediados de mes en la clínica porteña San Camilo por una enfermedad respiratoria crónica. En la memoria de los argentinos ha quedado su alegato final en el juicio: "Quiero utilizar una frase que no me pertenece porque pertenece ya a todo el pueblo argentino. Señores jueces: Nunca Más". El proceso, conocido como el "Núremberg argentino", le granjeó reconocimiento internacional y concluyó con condenas a los máximos jefes militares de la dictadura (1976-1983). En 1985, en una Argentina con una democracia aún débil pero con un presidente -Raúl Alfonsín (1983-1989)- decidido a juzgar a los represores, la causa recayó en Strassera tras la negativa del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas a juzgarlos. El juicio fue el primero en el mundo de un tribunal civil contra mandos militares que habían ocupado el poder en su propio país y, para fundamentar sus acusaciones, Strassera seleccionó 300 casos paradigmáticos denunciados por la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep). Entre los testigos de excepción, el escritor Jorge Luis Borges relató en una crónica para la Agencia Efe su experiencia tras asistir a una sesión del proceso bajo el título "Lunes, 22 de julio de 1985". En su crónica, Borges sostiene que acudió por primera vez a un juicio oral y escuchó de boca de una de las víctimas las torturas de la represión. "Ante el fiscal y ante nosotros, enumeraba con valentía y con precisión los castigos corporales que fueron su pan nuestro de cada día. Doscientas personas lo oíamos, pero sentí que estaba en la cárcel. Lo más terrible de una cárcel es que quienes entraron en ella no pueden salir nunca. De este o del otro lado de los barrotes siguen estando presos. El encarcelado y el carcelero acaban por ser uno", escribió. Durante el juicio, que destapó la peor pesadilla de la historia reciente del país, Strassera reclamó justicia en nombre de la comunidad argentina y de la "conciencia jurídica universal". El proceso concluyó con cadena perpetua para el dictador Jorge Videla y el almirante Emilio Massera, 18 años de cárcel para el general Roberto Viola, 8 años para el almirante Armando Lambruschini y 3 años y 9 meses para al brigadier general Orlando Ramón Agosti. Y marcó también la vida del fiscal, que renunció al Poder Judicial un año después y fue designado por Alfonsín representante ante la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Renunció en 1990, en desacuerdo con los indultos presidenciales de Carlos Menem (1989-1999) a los condenados y se volcó en su actividad como abogado y docente. Por la muerte del fiscal, la presidenta argentina, Cristina Fernández, decretó hoy dos días de duelo, tal como más temprano había pedido en forma unánime el Senado. En tanto, el Gobierno, a través del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos expresó hoy un "profundo dolor" por el fallecimiento y afirmó que Strassera "realizó un aporte trascendente en el proceso de consolidación de la democracia". La muerte del fiscal también fue lamentada por distintos referentes políticos, judiciales y activistas de tendencias diferentes, quienes han rendido homenaje a su figura. "Ha quedado claramente como un símbolo de Justicia. Creo que toda la sociedad se encontró representada en ese fiscal", afirmó Ricardo Gil Lavedra, quien fue magistrado en el juicio a las Juntas. "Será siempre el símbolo del coraje que supo tener la Argentina para impartir Justicia", expresó el diputado radical Ricardo Alfonsín, hijo del fallecido presidente Alfonsín. "Se acusó a responsables de crímenes de terrorismo de Estado, con toda valentía, en un momento en que nadie podía apostar a que los militares habían perdido todo su poder", recordó Graciela Fernández Meijide, exmiembro de la Conadep. Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, destacó el "coraje" de Strassera para iniciar un juicio que "daba esperanzas" y que nunca hubieran podido imaginar "en pleno terrorismo de Estado". El juicio, único en la historia, abrió la puerta para que, a partir de 2003, volviera a condenarse a los represores. Hoy, según datos oficiales, hay cerca de 600 condenados por delitos de lesa humanidad en Argentina.

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