A DISTANCIA

Hotel Sofitel, habitación 2806

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Adolfo ValenzuelaSanto Domingo

De acuerdo con los informes que han salido en los diarios y revistas del mundo, ya la prensa condenó al director del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, por su desliz con una camarera del hotel Sofitel en Nueva York. Al mismo tiempo, el abogado y los compañeros de trabajo de la joven acosada la definen como una buena persona, de buen corazón, madre soltera con una hija de 9 años, que emigró hace unos tres años a Estados Unidos, musulmana por demás. Siempre que suceden este tipo de hechos y caen en voz popular, los comentarios y conjeturas sobran, con una sonrisilla socarrona sobre qué fue lo que en verdad sucedió. Lo que pasó en la habitación 2806, hasta ahora, sólo lo saben los responsables. No es la primera vez que Strauss, considerado “El gran seductor”, se ve envuelto en una circunstancia similar. Dos mujeres más surgieron recientemente para denunciarlo. Por supuesto, veremos hasta dónde llegará la justicia estadounidense en este caso que medirá las fuerzas entre un hombre poderosísimo y una simple mucama, de ascendencia africana. Los detalles, mientras más descriptivos mejor, serán atentamente leídos por miles de seguidores, muy interesados, demasiado interesados en ver en qué termina la historieta. Pero Straus-Kahn no ha sido el único que ha caído bajo los efectos de los instintos. Dentro de los casos más populares están el del expresidente de Estados Unidos, Bill Clinton, con la pasante en la Casa Blanca Mónica Lewisky. Luego se agregó Paula Jones. Al final salió ganando políticamente, porque hasta se reelegió y hasta les quitó la mayoría en el Senado a los republicanos. También está el primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, por supuestamente relacionarse con una jovencita apodada “Ruby”, cuyo juicio se reanuda el 31 de este mes. El expresidente de Israel, Moshé Katzav, tras reconocer dos violaciones de subordinadas cuando era ministro de Turismo en los años 90, y de otros actos indecentes luego de su elección como mandatario en el 2000. El exgobernador demócrata por Nueva York, Eliot Spitzer, quien dimitió luego de que la prensa publicó que utilizaba los servicios de una red de acompañantes de lujo, en marzo del 2008. Casos sobran. De todo este “lío camístico” e independiente de que sea culpable o inocente, el daño a su figura pública ya está hecho. Podrá gritar a todo pulmón que “fue consensuado” y nadie le va a creer, y su carrera de político con el apoyo suficiente para derrotar al actual mandatario francés, Nicolas Sarkozy, cada día más impopular por su posición sobre los inmigrantes y su incapacidad para mejorar la economía francesa, se ha ido a pique. También su exitosa carrera al frente del Fondo, donde se destacó como trabajador, buen negociador y hábil economista. La esposa de Straus-Kahn, Anne Sinclair, le ha dado respaldo a su compañero, asegurando que “no tenía dudas de que probará su inocencia de las acusaciones de asalto sexual en su contra”. Aunque parezca una broma, no se asombre si en un futuro no muy lejano los ejecutivos de la revista Playboy se destapen con una oferta “jugosa” para la joven mujer. Lamentablemente, norma es… y penosamente hasta rimó.

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