ESPAÑA

Miles de residentes huyen de Lorca luego del terremoto

Miles de personas huyeron ayer jueves del pequeño municipio agrícola de Lorca por temor nuevos remezones un día después que los terremotos más mortíferos en 55 años mataron a nueve personas y causaron extensos daños materiales. Lorca, en la región sureste de Murcia, se convirtió en un pueblo fantasma del que salía una nutrida caravana de vehículos con muchos de sus 90,000 residentes dirigiéndose a ciudades y pueblos cercanos para alojarse con familiares. Los comercios, los restaurantes y las escuelas estaban cerrados, mientras resonaban las sirenas de los vehículos policiales, las ambulancias, los bomberos y los helicópteros. Ginés Navarro aguardaba nervioso mientras los bomberos retiraban pertenencias del edificio de su departamento para poder irse. Un vecino murió y la escalera de su edificio se desplomó. “No podemos quedarnos aquí”, dijo junto a su llorosa esposa. “Vamos a marcharnos con unos parientes”. “Aquí no vamos a poder regresar. La casa está hundida”, explicó Pedro Mirón, de 61 años, mientras señalaba la enorme grieta que recorría de arriba a abajo el edificio en el que vivía. Unas pocas personas caminaban por las calles. Miles se prepararon ayer para pasar su segunda noche a la intemperie en campamentos improvisados con grandes carpas con literas montadas por la Cruz Roja y la Unidad Militar de Emergencias. HOSPITALIZACIONES Y A LA INTEMPERIE Treinta personas seguían hospitalizadas ayer jueves, un día después de los dos sismos obligaron a unos 30,000 residentes a pernoctar en automóviles, refugios y sillas de descanso en parques. Sólo unos pocos edificios resultaron destruidos, pero los sismos con magnitudes de 4,5 y 5,1, según cifras actualizadas del Instituto Geográfico Nacional, desplomaron fachadas y balcones y causaron daños a cientos de edificios de departamentos. Unos 200 arquitectos, ingenieros y aparejadores se dividieron por toda la ciudad para hacer una primera evaluación del estado de los edificios. Como medida de precaución, estos equipos pintaron las fachadas con señales visibles en tinta verde, amarilla y roja o negra. El verde indicaba que se puede habitar el domicilio sin riesgo; el amarillo, que la vivienda sufre daños superficiales y pueden producirse desprendimientos, y el rojo o el negro se usaba para alertar de un riesgo alto de derrumbe. La inspección preliminar se realizó sobre 542 edificios de Lorca, situados en los barrios más sacudidos por el sismo y que corresponden al 40% de todas las edificaciones de la ciudad.

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