A DISTANCIA
Especulación versus realidad
Los islamistas extremistas están tan sorprendidos con la muerte de Osama bin Laden, como el pueblo estadounidense, en los momentos en que vio caer frente a sus ojos las torres gemelas, luego de que aviones llenos de pasajeros se estrellaran contra los símbolos del poder económico, aquel fatídico 11 de septiembre del 2001. Bin Laden había pasado de ser un líder islamista a convertirse en una especie de mito que había logrado escapar del imperio ¡por casi diez años!, luego de herir en el mismo centro de su hogar al gigante. Todo lo que se escriba de ahora en adelante, tendrá una sola fuente: el gobierno de Estados Unidos. Y mientras para unos los santos son venerados por siempre, para otros, los mitos sobreviven, dando espacio a la leyenda. La decisión de Washington de sopesar detenidamente la presentación de las fotografías del cuerpo de Bin Laden abatido, desde ya calificadas como “atroz”, es una decisión muy apropiada. Las gráficas podría “enfurecer” al fanatismo religioso de aquellos que aún están aletargados porque, precisamente, todavía no han despertado de la sorpresa. Si “ver para creer” tiene vali- dez, no han visto y por lo tanto no creen que su líder haya caído en manos de los “infieles”. Las especulaciones no hacen falta. Si no hemos visto el cuerpo y tampoco las fotografías, siquiera del entierro, entonces el hecho no ocurrió. Agréguele un poco de creencia religiosa y el problema está resuelto. Si por el contrario, Washington prefiere al final publicar las fotografías, como se hizo con Sadam Hussein y sus dos hijos, Qusay y Udai, para asegurarle al pueblo iraquí en aquella ocasión que sus “dictadores” en verdad habían muerto… se desconocen las reacciones. Las circunstancias no son las mismas. Estados Unidos sabía que aunque había, en aquella ocasión, una mayoría que odiaba a la dictadura, los seguidores de los Hussein no estaban en posición de “vengar” dichas muertes. En este caso, aunque sólo Washington llevó a cabo la misión en la ciudad de paquistaní de Abbottabad, los efectos posteriores pueden afectar también a todos los aliados de la Casa Blanca: Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia, España, algunos de los cuales tienen internamente una amplia población musulmana residente. No hay que bajar la guardia. Osama bin Laden, aunque era una pieza clave en la dirección de Al Qaida, no era el único miembro de la cadena. Además, las escuelas religiosas de líderes extremistas en varios países musulmanes tienen miles de jóvenes y niños que estudian los lineamientos del islamismo, y en donde Occidente no lleva la mejor parte. No es tiempo de celebrar. La alegría inicial de la victoria sobre el autor de los atentados del 11 de septiembre, puede convertirse en una pesadilla futura.