¿Por qué no hacer cambios necesarios para afrontar crisis ambientales?

“Si sabemos qué necesitamos cambiar para afrontar las crisis ambientales actuales ¿por qué no estamos realizando esos cambios?”, plantea la investigadora senior de la Universidad de las Naciones Unidas (UNU-EHS, por sus siglas en inglés) Liliana Narváez tras publicarse el nuevo informe sobre riesgo de desastres interconectados del planeta.

El documento, facilitado por el Instituto para el Medio Ambiente y Seguridad Humana de la UNU-EHS, "está relacionado con el de los 'tipping points'" (puntos de inflexión) de 2023, pero no se queda sólo ahí", asegura esta geóloga colombiana, pues fija un "nuevo marco de referencia, una nueva herramienta que se ha llamado la Teoría del Cambio Profundo" dado que "no estamos caminando con la velocidad y el sentido que debemos caminar".

La pregunta fundamental para Narváez es “¿cómo podemos pasar de las soluciones superficiales que muchas veces son las que escuchamos, sabemos que son importantes y las tenemos que asumir, pero realmente no cambiamos nada?”

En ese sentido, el informe ofrece "una visión holística" de la situación actual para alcanzar la raíz de los problemas y entender "la forma de pensar tradicional que ha perpetuado que las crisis sigan sucediendo", puesto que de seguir este camino "el planeta como lo conocemos no va a ser igual" en el futuro.

Cinco cambios

Narváez considera que las tres crisis ambientales globales -el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación- están relacionadas con otras crisis -como la económica y la social- en los países en vías de desarrollo, que deben afrontar altos índices de pobreza.

Para afrontar estos desafíos, el informe plantea cinco cambios profundos: repensar los residuos, realinearse con la Naturaleza, reconsiderar la responsabilidad, reimaginar el futuro y redefinir el valor. Respecto a los residuos, "el problema no es qué hacemos con ellos sino por qué generamos tantos, por qué lo que se produce está enfocado al consumo de usar y tirar" y por ello la solución aparente, que "todos deberíamos reciclar más, no cambia el problema de fondo" cuando debería apostarse por limitar la producción lineal y potenciar la economía circular.

La realineación se refiere a que "necesitamos cambiar las mentalidades que han perpetuado tanto la manera cómo nosotros actuamos y cómo vemos la Naturaleza", porque durante mucho tiempo "el ser humano se ha alejado de ella al pensar que no es parte de la misma" y el ejemplo es que "existen muchas interpretaciones a lo largo de los años que lo han colocado en un punto superior sobre todas las especies", cuando ciertamente "somos Naturaleza" y "dependemos de ella".

Esa nueva forma de pensar se sustenta en el documento "con información científica y con un lenguaje accesible a todas las personas que quieran realmente lograr un cambio verdadero".

La responsabilidad se debe aplicar por ejemplo en la producción de energía: Narváez señala que España "depende un 43 % del petróleo, un 22 % de gas y un 13 % de energía nuclear" con las consecuencias que ello conlleva.

En el caso de la nuclear, "existe un problema relacionado con el almacenamiento de los residuos radiactivos, que son una herencia para las futuras generaciones que deberán encontrar la manera de resolver esto", indica.

Por eso, el informe plantea también "reimaginar el futuro, para no dejar más problemas a esas jóvenes generaciones" porque "sería mejor pensar que lo hicimos lo mejor posible para que los otros no tengan que tener tantos conflictos como los que estamos teniendo".

En cuanto a redefinir el valor, sugiere "cambiar la dialéctica" pues "vivimos en una sociedad donde se le da mucho más valor a lo que puede ser monetizado" y "hay que valorar otras cosas que también nos traen felicidad".

En todo caso, el documento de la UNU-EHS posee "una visión mucho más optimista, porque necesitamos buenas noticias en este momento, necesitamos escuchar que el cambio es posible", concluye.