REALIDAD Y FANTASíA
Sacudiéndome de un misterioso virus
Para acortar el cuento, el virus prosiguió su camino atacando mi intestino. Fue un ataque sin piedad, terminé deshidratada y por supuesto con el mareo convertido en vértigo.
Pesque un virus con nombre misterioso, me supongo que será ¡en código! Aunque los síntomas y el recorrido del tal virus no fueron misteriosos, sino muy reales.
Mi sistema entero se involucró. Emma llegó de su pueblo alarmada, diciéndome que todo mundo estaba enfermo y que ya nadie cabía en el puesto de socorro. Yo la miré y le reproché su exageración, ella solo sacudió la cabeza y se fue para su cocina.
Al día siguiente, quise levantarme, pero aquello fue imposible, todo me daba vueltas. Como pude llame a mi fiel factótum. Esta al verme se puso las manos en la cabeza y salió corriendo para avisar a mis hijos, mientras me gritaba: “Se lo dije doña, se lo dije, eso anda regado por todo mi pueblo”.
Para acortar el cuento, el virus prosiguió su camino atacando mi intestino. Fue un ataque sin piedad, terminé deshidratada y por supuesto con el mareo convertido en vértigo.
Mis hijos, y Emma detrás, me condujeron a la emergencia. Allí decidieron que tenían que llevarme a “Cuidados Intensivos”, pero no contaban con la fiereza y la decidida negativa de mi segunda hija, abogada, como todos ellos, pero combativa, en grado superlativo. Se opuso terminantemente a que me trasladaran y mucho menos a que me entubaran. Por fin me dejaron ir.
Entre Emma y los varones me llevaron con mucho cuidado a mi camita. Eran las tres de la mañana, a lo Juan Luis Guerra. Al tercer día, empecé a toser, una tos cavernosa y profunda. Emma me preparó un mejunje con miel y cebolla. Mi nieta, desde Arizona, dio instrucciones para hacer preparados naturales. Mi factótum no dejo la batidora descansar. Ni que decir que Emma, me embadurnó con Vick Vaporub, remedio infalible, sobre todo calientico.
El misterioso RSV RNA sigue por sus fueros, pero yo creo que me estoy sacudiendo de su ataque.

