La divinidad de los días 8 de cada mes
Marta Quéliz, editora L2
Con ansias espero el día ocho de cada mes. ¿Por qué? Contundente es la respuesta. Es la fecha en la que se realiza la misa de sanación de la Casa de la Anunciación. Con ella se honra la memoria del padre Emiliano Tardif, recordado por el don de servicio y sanación que le concedió el Altísimo, y que por años vivió en República Dominicana sembrando la semilla de la fe por dondequiera que pasó. Su legado de divinidad, permanece, no sólo en quienes todavía dan testimonio de lo que Dios, a través de él, hizo en su vida, sino que se perpetua en los cientos de personas que acuden allí para orar por sus necesidades, pero sobre todo, por su salud.
Momentos fabulosos de fe
Desde que llegas al lugar, una paz interior se adueña de ti. Los cánticos, las pruebas de fe, las oraciones particulares y en conjunto te refuerzan esa confianza divina que no hay una explicación que pueda definr el bienestar que se apropia de mente y corazón. Te desconectas de la toxicidad que abunda en la ciudad. Te regocijas en ese amor que derrama el Altísimo sobre todo el entorno. Basta con cerrar los ojos para sentir Su presencia en tu vida. Para aceptar que ese momento fabuloso de fe es el preludio de un gran milagro en tu vida. A mí misma me faltarían varios artículos para contarles acerca de Su grandeza en mí y en mi familia, de cómo varios días ocho me ha permitido experimentar Su grandeza con oraciones contestadas que hoy agradezco infinitamente.
El tiempo se va volando
Esa jornada divina de los días ocho de cada mes, es más extensa que una Eucaristía normal, pero igual, ni cuenta te das del tiempo que llevas ahí. Ese contacto directo que puedes sentir con el Señor te transporta a esa ciudad fabulosa donde la paz reina por encima de toda crisis, de toda adversidad, de todo peligro y de toda enfermedad. Es como si todas las personas allí presente utilizaran la misma energía para que todos los corazones puedan latir rebozante de alegría. Aun no seas tú uno de los escogidos para la sanación en ese momento, te sientes como tal porque el sólo hecho de estar en esa casa de oración y milagros ya es ganancia y bienestar.
Hoy, puede haber milagros para ti
Siempre pido al Señor que me permita poder asistir a la misa de sanación de los días ocho. Me llena de felicidad cuando Él lo acomoda todo para que vaya a mi reencuentro con quienes tienen el don de la palabra de conocimiento, a través de quienes el Todopoderoso se goza para hacer grandes milagros. Soy testigo de ello y quiero seguir siéndolo porque no hay nada más hermoso que escuchar a alguien decir que tiene salud por su fe; que ha conseguido un trabajo por las oraciones; que conserva a su familia porque se lo pidió al Altísimo; o lo que es más tierno, que tiene a su bebé por obra de Dios porque los médicos no le daban esperanza. Hoy puede haber un milagro para ti, motívate y ve a la misa. Jesús te espera para mostrarte Su rostro.

