¿Quién educa al pueblo?
“Las solemnidades de los corazones de Jesús y de su madre María”
Jesús nos presenta un retrato de su corazón como Pastor que busca, que no se rinde (cuando va a buscar la oveja perdida) que siente cada vez que hablamos de Él, se alegra su Sagrado Corazón.

María Teresa R. Elmúdesi
Este fin de semana estaremos celebrando, el 27, la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús y el sábado 28 celebramos el Inmaculado Corazón de María, su Madre Santísima.
Tal como dijo San Pablo II: “El Corazón de Cristo es un abismo insondable de amor donde la humanidad entera está abrazada con compasión infinita”. En esta Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, el Evangelio del Buen Pastor, se convierte en una puerta de entrada al Misterio más tierno y radical de Dios, su amor personal e incansable.
Jesús nos presenta un retrato de su corazón como Pastor que busca, que no se rinde (cuando va a buscar la oveja perdida) que siente cada vez que hablamos de Él, se alegra su Sagrado Corazón.
Hoy estamos invitados no solo a dejarnos encontrar, sino también a imitar Su corazón. Y qué decir del corazón de María, su Santísima Madre, de la grandeza de su corazón, y es una buena oportunidad para venera la grandeza de su corazón y su profunda vida interior que experimento en medio de las alegrías y sufrimientos de su vida terrenal.
La palabra Inmaculada quiere decir sin mancha. Un corazón totalmente puro que siempre supo estar abierto a Dios para esperar de Él todo cuanto quería regalarle.
Fue ella la que creyó que para Dios no hay nada imposible. Fue ella la de mayor fe; la que dijo el sí, sin titubear, la que nos invita en este día a creer contra toda esperanza que la Palabra del Señor se cumpliera en nuestras vidas.
María, junto a otros que caminamos con Jesús y que aún siguen caminando, testimonian con sus vidas la grandeza del amor de Dios, se atrevieron a decir que sí a caminar con libertad, sin saber hacia donde los llevaría Dios, a pedir porque sabían quién tenía el poder y el amor para hacerlo.
Soy una persona Mariana, porque sé que todo lo que la Madre le pide a Su Hijo Él se lo concederá. Y en estos momentos tan nublosos mundialmente debemos orar como nos pide nuestro Santo Padre León XIV, a nuestra Madre que vele por nosotros sus hijos para que logre de su Hijo, que Su Misericordia nos libre de este mal que cubre a la humanidad. Amén.
(Tomado en parte de Rayo de Luz)
