realidad y fantasía

La crisis nos envuelve

Tenemos además el problema del agua. Ahora, por mi sector, el precioso líquido solo llega los lunes y los viernes. Si sumamos el calor agobiante, la falta de energía eléctrica y el racionamiento del agua, el asunto es grave.

María Cristina de Carías

María Cristina de CaríasArchivo LD

Entró la época más temida del año y lo hizo con fuerza arrolladora. Apenas estamos en los rimeros días de junio y el calor nos agobia, convirtiéndonos en guiñapos. Con la agravante de que la energía eléctrica coge las de Villadiego, cada dos por tres.

No sé realmente cuál es el problema, todos alegan causas diferentes, tanto las autoridades como los entendidos se contradicen unos a otros y el enredo se vuelve casi tan catastrófico como los apagones mismos.

Tenemos además el problema del agua. Ahora, por mi sector, el precioso líquido solo llega los lunes y los viernes. Si sumamos el calor agobiante, la falta de energía eléctrica y el racionamiento del agua, el asunto es grave. 

Emma está por embarcarse en una yola, aunque sé que esa amenaza es puro teatro, yo estoy con la misma actitud. Naturalmente, mi factótum anda de un humor terrible y no se le puede hablar si no es con mucha diplomacia y tacto.

Yo he resuelto resignarme, pues, aunque me gusta tener todo en orden y vivo arreglando cosas. A estos asuntos no puedo hincarles el diente. Así que lo estoy tomando como un sacrificio necesario para mi purificación espiritual ¡Porque la falta del agua no puede ser corporal!         

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