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Insisto, el merengue es un baile

Como danza podemos citar los congos del Espíritu Santo, la sarandunga de Baní, los diferentes tipos de gagá (de los bateyes, teatralizados de Elías Piña y el de Polo Barahona)

Nuestro merengue está teniendo un despertar y entiendo que de nuevo debo decir que este género musical no es una danza, sino un baile, por ser espontáneo, festivo y practicarse en cualquier lugar y época del año. Algunos estudiosos del tema, incluyéndome, en algún momento nos hemos referido al género utilizando un término incorrecto.

No es una ni dos veces que ambos términos se usan indistintamente para el ritmo dominicano, sin tomar en cuenta que la danza tiene un motivo, un argumento para desarrollarse en su práctica, siendo la ritualidad la característica más importante, una preparación concebida, no es bailar siguiendo el ritmo, es danzar con devoción.

Esto ocurre muchas veces porque tenemos un referente, pero no el idóneo; y sólo la práctica, el análisis y aceptar los errores es lo que ayuda a que un contenido sea fiable.

Como danza podemos citar los congos del Espíritu Santo, la sarandunga de Baní, los diferentes tipos de gagá (de los bateyes, teatralizados de Elías Piña y el de Polo Barahona). Igual es la danza clásica o balé, a diferencia de que ésta es académica y necesita un público, y en las danzas rituales los ejecutantes son los mismos espectadores, no necesitan un público para su práctica. Algunas se la dedican a un santo, a una promesa o se ejecutan en ritos funerarios.

Los palos o atabales son una danza nacional, que es ritual, y festiva en ocasiones, porque hasta para celebrar cumpleaños o darle la bienvenida a un familiar que llegó del extranjero, se tocan y bailan, además de tener variantes danzarias.

Recuerdo que a principio del año 2012, mientras fungía como directora nacional de Folklore, hicimos la observación en un documento para que se incluyera “baile” y no danza, en el Proyecto de Ley de la Cámara de Diputados para declarar el merengue como Patrimonio Cultural Intangible, el cual se convirtió en ley luego de las modificaciones que hizo el Senado, declarándolo en el año 2014 como Patrimonio Cultural Musical de República Dominicana, sin embargo, no se llegó a promulgar.

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