Realidad y fantasía

Convalecencia

María Cristina de Carías

María Cristina de CaríasArchivo LD

Estos han sido días de mucho malestar, tuve una descompensación y eso me condujo al hospital. Pasé por un internamiento y unos días en casa, recobrándome, lo que significó la suspensión de toda actividad.

Afortunadamente, me he recuperado gracias a los solícitos cuidados de mi abnegada Emma, la que me tuvo bajo su mirada día y noche, administrándome las medicinas y vigilando que no me fuera a escapar del lecho. 

No voy a negar que lo intente varias veces, pero mi factótum me impidió la escapada, así que no me quedo más remedio que permanecer quietecita, entreteniéndome con una serie almibarada de Netflix, de esas que le encantan a Emma.

Así, entre jarabes, píldoras, muchos vasos de agua y un lío amoroso entre una bella damisela con dos pretendientes resueltos a conquistarla, en la serie que la televisión trasmitía sin interrupción, logré sobrevivir la semana de recuperación.

A Emma no le gustó para nada el hecho de que me recobrara antes de que finalizará la serie. En su opinión, mi salud exigía unos días más de reclusión.

Se conformó cuando le dije que podía seguir viendo el almibarado romance en la TV de mi habitación, ya que es la única en casa habilitada con la magia de Netflix. 

Con la aprobación de mi enfermera de ocasión, me sumergí en la bañera con agua templada y di por terminada mi convalecencia.

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