ACADEMIA

Isfodosu presenta cátedra Salomé Ureña con un panel sobre la vida y obra de la educadora

Chiqui Vicioso, Raymundo González y Eleonor Grimaldi abordaron en el panel las facetas de Salomé como mujer, madre, poeta, educadora y mujer comprometida con su época

La misión de la cátedra es desarrollar acciones académicas centradas en la formación docente, inspiradas en el pensamiento y los valores de Salomé Ureña.

La misión de la cátedra es desarrollar acciones académicas centradas en la formación docente, inspiradas en el pensamiento y los valores de Salomé Ureña.Isfodosu

El Instituto Superior de Formación Docente Salomé Ureña, Isfodosu, inauguró la cátedra Salomé Ureña con un panel donde escritores e historiadores abordaron las facetas de la educadora y poeta como forma de poner de relieve su legado de cara a las nuevas generaciones de maestros que se forman en esa entidad.

El panel “Salomé Ureña. El legado de una mujer visionaria” estuvo compuesto por la poeta e historiadora Scherezada (Chiqui) Vicioso, el historiador Raymundo González y la educadora Eleonor Grimaldi, bajo la moderación de la periodista Adriana del Conte.

La rectora del Isfodosu, Nurys del Carmen González, ofreció las palabras de bienvenida en las que describió la nueva cátedra como un hito en la vida académica de la institución que lidera.

La rectora manifestó que la misión de la cátedra es desarrollar acciones académicas centradas en la formación docente inspiradas en el pensamiento y los valores de Salomé Ureña. Su visión es convertirse en un referente nacional y regional en la articulación entre conocimiento científico, compromiso educativo y pertinencia social.

En la lectura de la semblanza de Salomé Ureña se destacó que la poeta es una figura emblemática de la República Dominicana, símbolo de compromiso con la excelencia educativa.

Desde la faceta como mujer, esposa y madre, la poeta, historiadora e intelectual Chiqui Vicioso agregó que a Salomé le tocó vivir 31 cambios de gobierno y más de 50 revueltas o “revoluciones” y eso explica la obsesión y la angustia que tenía la educadora por la patria. Aseguró que de ahí surge “Ruinas”, como un poema que todo estudiante debe leer en la escuela.

“Su papá era un dirigente del partido azul y cuando había cambio de gobierno, lo apresaban o tenía que esconderse, o salir al exilio, entonces Salomé también vivió una infancia terriblemente marcada por la situación política del país y eso crea su obsesión, algo que entiendo”, explicó la poetisa Vicioso.

En la faceta mujer, la escritora Vicioso destaca que Salomé se casó con Francisco Henríquez, quien era nueve años menor que ella y eso, en ese entonces, era un escándalo social.

“Ahí empieza su poesía erótica, poemas que eran inéditos en ese entonces. A mí me deslumbró. Y dije: esta es la mujer que he estado buscando; y, debo decir que Pedro Henríquez Ureña trató de eliminarlos de sus antologías porque tenía un alto sentido del pudor. Pero esta poesía de Salomé se vuelve maravillosa cuando ella ya escribe sobre sus hijos. Todos ustedes conocen el poema “Mi Pedro”, que es un clásico”, explicó.

Raymundo González conversó sobre Salomé Ureña desde el punto de vista literario, y su poesía como expresión del pensamiento histórico y su visión sociopolítica de la sociedad.

“Salomé a sus 23 años, electrizaba al público, lo que ella hizo fue captar la atención de la juventud. Hoy sería mucho más que un ‘influencer’, porque conectaba con el mundo urbano”, expresó.

El historiador y maestro asegura que ella quería anticipar el futuro y propone en sus poemas ese programa para el futuro.

“Un programa que ella identifica con la civilización, que, para ese tiempo, en el año 1873, se llamaba la paz, el cual invitaba a la juventud a desarrollar las artes y la industria, que entonces se conocía como el progreso”, indicó.

Labor pionera

Eleonor Grimaldi describió la faceta educadora de Salomé Ureña como una mujer valiente que asumió la responsabilidad de crear el Instituto de Señoritas a pesar de no contar con el apoyo gubernamental ni la solvencia económica. 

“Envió varias cartas y no recibió ningún apoyo, pero, aun así, con el apoyo de su esposo y algunos profesores conocidos de Santo Domingo, aperturó el Instituto que logró en su primera graduación otorgar a la sociedad dominicana las seis primeras maestras del país: Leonor Feltz, Mercedes Laura Aguiar, Ana Josefa Puello, Altagracia Henríquez Perdomo, Catalina Pou y Luisa Ozema Pellerano”, aclaró.

Grimaldi expresó que la enseñanza de Salomé Ureña fue un acto de entrega y patriotismo, con la cual tuvo la capacidad de formar un discipulado que le replicó y dio frutos de mujeres instruidas, inteligentes y educadas. 

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