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La fuerza del cambio: nuevas posibilidades

Un estado de insatisfacción y frustración es común cuando enfocamos nuestra atención en carencias, un estado agotador y angustiante se deriva de tener a nuestro lado personas cuya negatividad nos afecta

Cuando las fuerzas son escasas para transformar las desavenencias, es inteligente salir del ciclo de lamentaciones cambiando uno mismo.

Cuando las fuerzas son escasas para transformar las desavenencias, es inteligente salir del ciclo de lamentaciones cambiando uno mismo.Fuente externa

En numerosas ocasiones, las personas quedan atrapadas en ciclos de pensamientos y emociones intensas que no siempre se traducen en acciones coherentes y armónicas.

A veces, se prefiere la incomodidad de la situación actual antes que explorar otras posibilidades, permanecemos sintonizados con “mejor un malo conocido”, debido a las más diversas razones que incluyen temas financieros, temor generado por la incertidumbre, codependencias, entre otras. Cuando las fuerzas son escasas para transformar las desavenencias, es inteligente salir del ciclo de lamentaciones cambiando uno mismo.

Un estado de insatisfacción y frustración es común cuando enfocamos nuestra atención en carencias, un estado agotador y angustiante se deriva de tener a nuestro lado personas cuya negatividad nos afecta. 

Si nos sumergimos entre gruñidos o lloriqueos propios o ajenos, estaremos aniquilados. En cambio, podría ser benéfico utilizar ese escenario y reflexionar sobre la forma en que nos conducimos: ¿Cuánto tengo de esa condición que me molesta? ¿Es un reflejo de algún aspecto personal no resuelto? 

En lugar de rumiar quejas y expectativas no cumplidas, evaluemos si debemos permanecer enredándonos en situaciones perniciosas o buscar alternativas que nos ayuden a transmutar. Si logramos reconocer que nuestro comportamiento es tóxico, es fundamental practicar la autocompasión y la honestidad. Esto implica aceptar nuestras emociones sin juzgarlas, ser conscientes, para poder mejorarnos. 

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