jet set
RD sigue de luto: poco a poco, volveremos a levantarnos
Solidaridad y esperanza tras la tragedia del Jet Set es lo que desde ese día se ha percibido en la población. Precisamente por la unión que hemos mostrado es que con el tiempo iremos saliendo de este duelo

Fotografías de algunas de las víctimas de la tragedia del Jet Set
Nunca imaginamos que una noche de fiesta se convertiría en una de las mayores tragedias que ha vivido nuestra nación. Sabemos que, la madrugada del ocho de abril, el techo de la discoteca Jet Set colapsó, cobrando la vida de 232 personas y dejando al país entero en un profundo luto nacional.
De entre los escombros, fueron rescatadas con vida 189 personas. Ha sido tan fuerte el impacto que, a dos semanas del suceso, todavía la población sigue dolida.
Ante una tragedia de esta magnitud, no existen palabras que puedan reparar el vacío de las familias que perdieron a sus seres queridos. El sufrimiento es real, profundo y merece ser reconocido con respeto y sin prisa.
PUEDE CONSULTAR NUESTRA SECCIÓN ESPECIAL HACIENDO CLICK AQUÍ
Es normal sentir confusión, rabia, tristeza e incluso culpa. Cada persona vivirá su proceso de duelo de forma única, y está bien. No hay una forma “correcta” de atravesar la pérdida.
Pero en medio de la oscuridad, también brilló la humanidad. Uno de los sobrevivientes que vi en consulta me relató cómo, tras el colapso del techo, logró sacar a cinco personas con vida, mientras sus propias manos se cortaban intentando mover los escombros. Su historia es un testimonio del coraje y el amor al prójimo que muchos demostraron esa noche.
El esfuerzo heroico del Cuerpo de Bomberos, el Centro de Operaciones de Emergencias (COE), médicos, policías y voluntarios nacionales e internacionales fue una muestra poderosa de quiénes somos cuando nos unimos: un pueblo solidario, valiente y profundamente humano.
Vale ser humano
En medio de tanta aflicción, el país fue testigo del llanto del mayor general Juan Méndez, jefe del Centro de Operaciones de Emergencias, durante una transmisión en vivo.
Su gesto, profundamente humano, nos recordó que sentir no nos hace menos capaces, sino más cercanos. En momentos como este, no necesitamos contener las lágrimas, sino permitirnos sentir y acompañarnos con compasión.
Hoy, a dos semanas de la tragedia, seguimos heridos, pero no solos. Con empatía, paciencia y unión, poco a poco, volveremos a levantarnos.