realidad y fantasía

Horror

Los acontecimientos sucedidos, que han llenado de horror, pena, angustia y dolor a todo el país, nos llaman a reflexionar. Nos hemos convertido en lo que el recién fallecido Mario Vargas Llosa, llamaba: “La Civilización del Espectáculo”.

Por medio de un celular, cualquiera puede trasmitir las imágenes más dantescas en las redes, mientras las víctimas se debaten entre la vida y la muerte. Todos somos culpables de la tragedia en la discoteca Jet Set.

Unos por negligencia, otros por descuido, los otros por no cumplir las normas. El afán social fue protagonista en una fiesta celebrada un día martes. Allá se reunió la crema de la sociedad, constituida por la capa más rica y poderosa, junto a las clases artísticas, encargadas de amenizar la fiesta.

 Además del montón de empleados, provenientes de capas sociales inferiores, pero, imprescindibles a la hora de atender, servir y conducir a la distinguida clientela. El resultado fue un local abarrotado, pero que no cumplía ni con las mínimas normas para esta clase de celebración.

De pronto, el techo del establecimiento colapsó, derrumbándose sobre los asistentes al festejo, quienes quedaron sepultados por una mole de concreto y aparatos encaramados sobre el techo sin los debidos permisos y sin haber sido inspeccionado, debidamente,  por las autoridades competentes.

 Las autoridades, por su parte, se han limitado a darse golpes de pecho, tratando de justificarse ante una tragedia que enluta por igual a las clases encumbradas, como a los humildes servidores, camareros, guardianes, persona, maquillistas, auxiliares, artistas, músicos.

 Asimismo, invitados especiales, muchos llegados del extranjero. En fin, un conglomerado de gente de todos los estratos sociales unidos por la desgracia y la muerte.

Las redes sociales se apresuraron a especular y disparar toda clase de opiniones, un espectáculo morboso más, para entretener a los ansiosos lectores de cuanto se publica en los famosos celulares. Un instrumento que se ha convertido en parte integral de los humanos y de todas las clases sociales. 

Los robos de celulares son el pan nuestro de cada día, mientras el temor y la desolación arropan a un país entero que llora a sus muertos y busca, en vano, los restos de los desaparecidos. Q.E.P.D.