Gaudí y más maravillas arquitectónicas: descubriendo Barcelona

Enclavada entre las ondulantes colinas de Cataluña y el resplandeciente mar Mediterráneo, Barcelona es una ciudad que posee una identidad distintiva, forjada por siglos de historia, un arraigado patrimonio cultural y un idioma propio. 

Desde maravillas arquitectónicas de maestros como Antoni Gaudí, hasta la excitante energía de Las Ramblas, Barcelona combina la tradición y la modernidad de una manera cautivadora.

Atraídos por su rica cultura catalana, su legado artístico y sus irresistibles sabores de gastronomía, mi compañero y yo nos montamos en un tren Renfe Alvia y disfrutamos los hermosos paisajes del viaje de siete horas desde Bilbao que nos traería a esta ciudad.

En Barcelona nos hospedamos en el Hostal Girona, un pequeño y ecléctico hostal que ocupa un piso de un edificio histórico en la calle Girona y a solo 13 minutos de la estación de tren Barcelona-Sants. Llegamos al caer la noche y aprovechamos para descansar en nuestra habitación de techos altos y con una hermosa terraza mirador.

Al próximo día teníamos agendado visitar la Casa Batlló, una joya arquitectónica diseñada y remodelada por Gaudí, Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde el 2005. Con un ambiente húmedo y caluroso caminamos 14 minutos desde el hostal por las concurridas calles.

 Casa Batlló se encontraba rodeada de largas filas y grupos turísticos esperando turno para entrar. (Es recomendable comprar con anticipación las taquillas en el sitio web para asegurar la visita). Soportar el caos valió la pena al observar la extraordinaria fachada de la casa de formas orgánicas y vitrales que captan la luz.

 Al entrar nos recibió un interior multifacético que refleja la mente curiosa de Gaudí y su afición por la fantasía y la naturaleza. Nuestra boleta incluía una tableta que ofrece una guía con realidad aumentada que va detallando la historia de la Casa Batlló. Con esta tableta en mano, visitamos las estancias meticulosamente diseñadas por Gaudí y subimos por las sinuosas escaleras observando los detalles eclécticos que cubrían cada centímetro. 

En la azotea nos encontramos con un pequeño bar donde nos refrescamos con el trago de la casa mientras disfrutamos de una increíble vista de la ciudad. Antes de terminar nuestra visita, pasamos por el “Gaudí Cube” una experiencia 360 por el artista Refik Anadol, que “viaja a la mente de Gaudí”.

Debido a nuestro itinerario relajado y deseo de conectar con la ciudad, exploramos las calles de Barcelona, parando en el camino para tomar un delicioso café frío en una cafetería local, hasta pasar el monumento Arc de Triomf y llegar al conocido Parc de la Ciutadella. 

Este hermoso parque, con una compleja historia, ofrece en la actualidad una variedad de actividades, incluyendo museos, el Parlament de Catalunya y la Cascada Monumental: una fuente escultórica, construida según el proyecto del arquitecto Josep Fontseré. En este participó Gaudi, siendo muy joven. Unos dicen que inspirado por el Palacio Longchamp de Marsella, otros por la Fontana di Trevi en Roma.

El parque estaba lleno de familias y parejas descansando en el césped y paseando por los senderos. La buena energía era palpable mientras caminábamos entre las plantas tropicales del invernadero a pasos de El Umbráculo de camino a la fuente.

 En el camino descubrimos a personas interactuando con las aves silvestres que pueblan los árboles del parque. Combatimos el calor con un zumo de naranja frío que conseguimos en un puesto y disfrutamos de la música en vivo que se entrelazaba con el murmullo de las conversaciones animadas a nuestro alrededor. 

La Cascada Monumental tiene una presencia imponente por su tamaño y diseño: en el centro la escultura del Nacimiento de Venus, de Venancio Vallmitjana, y la Cuadriga de la Aurora de hierro en la cima. Al subir las elegantes escaleras, nos detuvimos un momento para ver una clase de salsa que impartían en un lateral. 

Un músico callejero nos dio una serenata mientras disfrutamos de la privilegiada vista desde el templete. Pasamos el resto de la tarde en el parque antes de ir a cenar una pizza artesanal en el Vato Loco y conocer la vida nocturna.