Folcloreando
Y sigo con la bachata
La cultura la dinamiza el conglomerado, la colectividad o el pueblo, no las escuelas de baile, ni dentro ni fuera del país.
A principio del mes de noviembre de 2021 publiqué mi columna con el título “Nuestra bachata no es contorsionista”, cuyo contenido iba dirigido a esas personas que la bailan, que la gozan, que enseñan bachata, pero no han entendido que esta ha pasado por un proceso enriquecedor en lo bailable, sin perder su esencia, con ese sabor del Caribe, pero sin rayar en el morbo.
Conversando con un amigo me decía que una amiga estaba tomando clases de bachata al estilo moderno, que la nueva onda de este baile ha venido a darle un toque más moderno al baile de la bachata y más estético, porque antes se bailaba al estilo barrial. Que la bachata que hacen Romeo, Prince Royce y otros exponentes de ese género en ese estilo es una bachata con pasos más elaborados, sensuales y no tan barriales debido a que ahora se ha internacionalizado el género con el estilo musical “a lo Romeo” y no al otro estilo que es más vulgar, criticado por la sociedad.
Cuando escucho esas opiniones me da pena, porque son personas que no saben ni donde tienen la nariz, que repiten como loros lo que dicen sus profesores sin hacer análisis. También me da vergüenza, porque gracias a esos portadores de tradiciones es que se conoce la bachata y a los que se llevaron un casete debajo del brazo cuando emigraron de forma ilegal a otros países para buscar mejor vida.
El que no escuchó o no se ha enterado por Internet lo que fue Radio Guarachita, el que no ha ido a un car wash a bailar bachata y merengue típico no tiene capacidad para tratar esos temas. Es más, esa bachata rápida, por ejemplo “Mis dos estrellas”, de Teodoro Reyes; “Que se mueran de envidia”, de Joe Veras, o “Máquina”, de Ramón Torres, son las que he catalogado como bachata barrial o de car wash, nacieron en los barrios, su estilo bailable es rápido e incluye la salsa, el son y el chachachá.
La cultura la dinamiza el conglomerado, la colectividad o el pueblo, no las escuelas de baile, ni dentro ni fuera del país. Esas escuelas extranjeras que vengan a los barrios para que aprendan a bailarla de forma natural, no como marionetas, además deben enseñarles a sus alumnos lo que es dominio del escenario, tener visión colectiva, para que no le den codazos a las parejas circundantes.