FÁBULAS EN ALTA VOZ
La crianza basada en el: “Yo le dejo ser”
En los últimos tiempos se ha vuelto muy popular la frase “yo le dejo ser” en referencia a la crianza que se le está dando a los niños y a las niñas. Yo no opino porque estamos viviendo en una época en la que si no estás de acuerdo con el criterio de alguien, literal, “te comen viva”. Aunque es así, no quiero pasar por alto el peligro que estas cuatro palabras representan para criar a la gente del futuro.
Importancia de la conducción
Es difícil pensar en que son mejores los resultados de una crianza sin conducción. Todas las personas necesitados de alguien que nos observe, que nos diga esto está bien o mal, sin injerencia, pero sí con la intención de ayudarnos a ir por un camino más correcto, más aún si se trata de niños, quienes no tienen la noción de lo que es bueno o malo. Es importante que le demos su justo lugar a la crianza en valores, a esa que corrige, que tiene consecuencias por el comportamiento que adoptan nuestros hijos. Es a partir de ahí que tendremos hombres y mujeres capaces de transformar la sociedad en una mucho mejor y con mayor posibilidad de desarrollo.
El compromiso de la buena crianza
Cuando nos colocamos en la zona de confort del “yo le dejo ser”, sin darnos cuenta puede que estemos favoreciendo el irrespeto ciudadano, la intolerancia, el “todo me lo merezco”, y aunque no lo crea, hasta la delincuencia, la corrupción, y muchos antivalores que afectan la familia, la comunidad que le rodea, el país, y por supuesto, el mundo. Siempre será más fácil dejarlos que hagan lo que les venga en gana, que fajarse a corregirlos, y a estar pendiente de lo que hacen o dejan de hacer.
Que tú no llores después
Recuerdo que cuando mi hijo era solo un bebé, mi madre, que en paz descanse, en su afán de ayudarme a darle una buena crianza, me decía: “Corrígelo, que llore él ahora y no tú después”. No es que hay que golpearlo, ni nada que se parezca, es conducción, es disciplina, es mostarle autoridad..., no importa cuán molesto esto les resulte en el momento, luego se darán cuenta de que las correcciones de sus padres tiene una única intención: hacerlos mejores personas para que sepan enfrentarse a un mundo como el que tenemos hoy, donde lo que creemos correcto es un pecado, y lo que entendemos es un error, es una gracia. Hoy es uno de esos días en los que me gustaría tanto vivir en una ciudad fabulosa donde este tipo de situaciones no representa peligro alguno para la sociedad. Allí hay unos lineamientos que se siguen con muy buenos resultados. Pero bien, en lo que eso ocurre en nuestra realidad, debemos evitar a toda costa la crianza basada en el “yo le dejo ser”.