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DUELO

¿Cómo manejamos el último adiós?

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Ana Mirtha VargasSanto Domingo, RD

Cuando fallecen nuestros afectos es normal que nos sintamos compungidos por la pérdida que atravesamos. Europa de la Edad Media comenzó la tradición de poner el cuerpo sobre una mesa en la casa familiar, velándolo por al menos tres días, honrando al difunto, como despedida, con la esperanza de que despertase. A la sazón, con frecuencia se sufría de catalepsia y volvían a la vida.

El budismo piensa que somos seres infinitos por lo que la muerte es el comienzo de otra vida. Piensan que el ser humano es el transmisor de una energía ininterrumpida, creen en la rueda sin fin del karma. Según las acciones que haya hecho en vida el difunto, renacerá en el merecido lugar en la vida siguiente. El ritual puede variar, usualmente se lee Tibetano de los Muertos o Pardo Toichoi, literalmente significa “la liberación por audición durante el estado intermedio”, esto ayuda en el proceso del paso del estado intermedio entre esta vida y la siguiente. Se conserva por siete días en la casa en un proceso de rezos por monjes antes de la cremación lo que permite la liberación del espíritu del cuerpo. Por 49 días los familiares y amigos presentarán ofrendas, como bebidas y alimentos.

En el judaísmo suelen acompañar a la persona en sus últimos momentos para que haga la transición en paz, se lava el cadáver para purificar y se envuelve en un sudario blanco. El duelo y sus expresiones son bastante largas pasando por distintas etapas que incluyen solo recitar el kadish, unos rezos en arameo, durante el duelo ni se maquillan ni se afeitan expresando el dolor por el fallecido, el duelo dura un año sin actividades festivas de algún tipo.

El Catolicismo cree que cuando morimos se separa el alma del cuerpo y vamos al encuentro con Dios. Se hace velatorio y una eucaristía de cuerpo presente por el eterno descanso un novenario, al mes y al año. Se cree en la resurrección de los muertos y la vida eterna. En el 2016 la Santa Sede establece que no se puede esparcir, hacer joyas, ni dividir ni mantener en casa las cenizas de los católicos. La Iglesia recomienda sepultura en cementerios.

Para los masones la muerte es la llegada al Oriente Eterno, donde está el Gran Arquitecto del Universo, transición a otro plano, que se da cuenta de las acciones realizadas. Se hace guardia de honor, en la ceremonia se pregunta si tienen algo que reclamar, se prosigue con los honores al fallecido. Algunos acostumbran a poner una columna rota o inconclusa, simbolizando labores inacabadas o de que uno de los pilares de la Logia se ha roto, cadenas con eslabón roto, las usuales escuadra y compás.

Cada uno resuena con un punto de vista, el duelo y el misterio seguirán sin resolver, para manejar el duelo funciona hacer una carta desde el corazón donde expresamos al difunto lo que significó para nosotros, agradecer y dejar ir. Las personas se inmortalizan a través de los recuerdos que dejan en nuestra memoria.

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