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FÁBULAS EN ALTA VOZ

¿Quién dio vida a quién?

Marta Quéliz

Marta Quéliz

No sabemos a ciencia cierta si fue Provi que le dio vida a Glory, o Glory a ella. De lo que sí estamos seguros quienes conocemos esta historia es que entre ellas hubo un amor sin nombre. La pequeña a la que al nacer solo le dieron tres meses de vida, vio morir a su joven madre, a mano de su expareja, y vio partir a otros miembros de su familia. Contra el diagnóstico médico estuvo la mano del Altísimo porque ella tenía una gran misión: darle felicidad a alguien que se convirtió en su mamá sin pensarlo dos veces.

Triste adiós

Leer la noticia de que había fallecido la pequeña que todos los amigos de nuestra colega conocíamos tiñó de gris el pasado el domingo y fue difícil encontrar palabras de consuelo para Provi. Una fotografía de su eterna niña nos transportaba a momentos difíciles cuando sufrimos al saber que había quedado huérfana por parte de su mamá biológica, pero al mismo tiempo nos brotó el orgullo que sentimos por ser amiga de una mujer que hizo suya la situación y se convirtió en la heroína que llevó a Glory a vivir 22 años.

Madre por amor

Aunque desde que Glory nació encontró en Provi a una madre, fue después de su mamá biológica haber sido asesinada que esta tía la asumió como suya de manera total. La hija que no parió, se la había dado la vida. Ella asumió con amor la maternidad de la niña sin importarle la condición que padecía. Con su entrega abnegada nos hacía verla como si fuera residente de una ciudad fabulosa donde son los sentimientos los que crean el parentesco, donde se asumen los compromisos sin importar el sacrificio que ello represente, donde la responsabilidad tiene el rostro, no de la compasión, sino del afecto, el cuidado y, sobre todo, del dolor cuando ya ese ser no está.

Duelo y satisfacción

Contrario a los que viajan para conocer cómo se vive en una ciudad fabulosa, Provi siempre residía en ella con su amada hija de otro vientre, y ahora ante el encuentro de su amada Glory con el Señor, es que regresa a la realidad de este mundo despiadado donde se sufre por la partida de un ser querido, donde llegan niños a padecer males que los mantienen privados de vivir una infancia plena, de jugar, de saltar, de estudiar, de crecer, de tener éxito… porque una condición de salud física, motora o mental les roba el derecho a disfrutar de la vida de una forma hermosa. Glory al menos tuvo a su entrañable “madre” para que, dentro de su condición la hiciera vivir 22 años de alegría. Claro, no se sabe quién hizo más feliz a quién. ¡Que descanse en paz la eterna hija de Provi!

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