SENDEROS
Los avatares del amor
El amor, en sus distintas manifestaciones, supera las luchas de los egos. ISTOCK
Abordar el tema del amor es más que esa química que se produce cuando estamos ante la presencia de la persona que lo provoca.
Esa descarga de energía genera una adicción, cual droga que te enlaza; en este sentido se activan neuroquímicos: dopamina, serotonina, oxitocina y la beta endorfina que incita un profundo deseo de estar y ser con la persona amada, nos estimula al romance, a la fusión de almas y perdernos en la contención de un abrazo, cuando ese estadio sucede, los escenarios del mundo pierden sentido, no se piensa, solo se siente y se ansía seguir sintiendo. Trata de dos seres completos que danzan al unísono y respetan sus diferencias.
Sucede distinto cuando se va a una relación pareciendo menesterosos e indigentes carentes de empatía, las personas pelean espacio, tiempo o van a conquistar bienes, pierde la esencia. El amor, en sus distintas manifestaciones, supera las luchas de los egos disociadores, supone delicadeza, atención y cuidado.
El amor incondicional, ese que resulta como un estado del ser, es esencial que sea fomentado, ese referido en Primera de Juan: “Dios es amor”; su carencia produce la desidia que impera produciendo agresiones y que nos alejemos uno de otros.