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COSAS DE DIOS

Invencibles

Alicia Estévez

Alicia Estévez

Las personas más vulnerables no son niños, ancianos, ni quienes padecen una discapacidad física o mental. Tampoco, las mujeres o los más pobres. No. Los individuos más vulnerables son aquellos que están solos. Así como quienes tienen hambre hacen malas compras, los necesitados de compañía corren el riesgo de atraer el tipo de gente que otros, por sentido común, rechazan. Puede que entablen conversación, bailen, negocien, desarrollen un lazo de amistad y hasta se casen con individuos equivocados.

Los chismosos

Los solitarios, necesitados de alguien que los escuche, pueden cometer el error de confiar en personas con inclinación al chisme. Voy a citar un ejemplo. Dos mujeres trabajaban en una empresa a donde llegó otra que coincidía en el turno de ambas. La nueva empleada era muy parlanchina, al punto de afectar el trabajo de las demás con las que hacía equipo. Una de ellas decidió cambiar, casi de inmediato, de horario, para no coincidir con esta señora que, además, mostraba un interés enfermizo por los detalles de las vidas de sus compañeras. De su lado, la otra empleada, una persona muy solitaria, siguió relacionándose con la recién llegada hasta que su indiscreción, y costumbre de meterse en lo ajeno, la perjudicó. Entonces, se alejó. Pero le tomó años entender lo que su antigua compañera logró percibir en pocas semanas.

Mejor vacío que dolor

Una dura frase dice que es “preferible el dolor que el vacío”. De alguna manera, ese planteamiento explica por qué los necesitados de compañía degradan sus estándares de a quiénes aceptan a su alrededor. Lo vemos en hombres y mujeres. Hay quienes, al pasar de los años, van cambiando de pareja y la siguiente siempre se encuentra un grado por debajo de el o la anterior. Muchos se aprovechan de esta vulnerabilidad y los estafan, explotan o maltratan. Lo vemos a diario. Un niño huérfano, ancianos sin hijos, mujeres sin esposos, hombres sin pareja, son el blanco de abusivos y aprovechadores. De igual modo, los delincuentes prefieren a personas solitarias.

Orfandad espiritual

Y si la soledad física nos hace vulnerables, planteamiento del cual habla una terapeuta en un artículo que leí hace poco, la orfandad espiritual representa, a su vez, el mayor de los desamparos. También, el mal prefiere a quienes caminan por el mundo a su propio riesgo. Se ensaña, de manera especial, con aquellos que, por cualquier circunstancia, se han quedado sin compañía, arrastrándolos a la autoconmiseración, la depresión, la tristeza o mendigar afectos. Y lo logra mientras estas personas no hacen conciencia de que, en realidad, no están solas.

Arrodíllese

Basta ponerse de rodillas para descubrir, a nuestro lado, la compañía del ser más poderoso que existe, el Creador del universo. Ese que colocó la Luna en el cielo hace miles de año, y todavía funciona, no se apaga, es capaz de defendernos, de traer a nuestras vidas las personas correctas y de llenar nuestro corazón con la fortaleza, paciencia y alegría necesarias para soportar la soledad o cualquier otra prueba que la vida nos depare. En Él, aunque aparentemos estar solos, no somos vulnerables sino invencibles.

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