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FOLCLOREANDO

¿Qué está sucediendo en los programas de entrevistas?

Estoy sorprendida, desmoralizada y apenada observando cómo se están manejando los entrevistadores con los entrevistados en los programas radiales y televisivos. A mí me da vergüenza, cuánto ha cambiado nuestro país, cuánta falta de respeto a personas especializadas en sus áreas, poniéndolas entre la espada y la pared, en pocas palabras “de mojiganga”.

Llenando hueco

Muchos de estos entrevistadores se las lucen, y creo que por eso es que invitan a esas personas que les hacen el favor de llenar ese vacío y es para ridiculizarlas. Son unos personajes que quieren que el entrevistado conteste lo que ellos quieren escuchar, son unos “sabelotodo”, que nunca tomaron un micrófono, pero tienen la posibilidad de engancharse o buscárselas para que un dueño de equis plataforma les haga caso.

¿Para qué invitan?

Eso no es periodismo, no es comunicación, es una chercha de mal gusto. Quieren ser los entrevistadores, pero también los que saben demasiado del tema, al punto de que, ellos mismos contestan las preguntas. ¿Y entonces… para qué los invitan? A eso le llamo protagonismo barato, una forma indeseable de darse a conocer.

Hay pocos respetuosos

Y pensar que los respetuosos, los que dejan que el entrevistado desarrolle su tema, aun conociendo el contenido del mismo, son los pocos y es muy lamentable la situación. Cómo es posible que, si voy a hablar de los bailes folklóricos de mi país, el entrevistador se tome un tiempo precioso mientras me presenta para comunicar que estaba en un grupo folklórico, que su profesor era fulanito de tal, etcétera.

¡A competir se ha dicho!

Es tanto así que, algunos entrevistadores ‘tiran’ dos páginas para la izquierda antes de la entrevistar a su invitado, no para saber, sino para luego en la entrevista ser ellos los protagonistas. Siento que el objetivo principal de los que accionan así es demostrar una competencia de saberes, denigrando al invitado, cuyo resultado es confundir a los oyentes y telespectadores, además de “quedar de feo”.

Xiomarita Pérez

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