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COSAS DE DIOS

Ofrendar el silencio

Alicia Estévez

Alicia Estévez

Una amiga me consultaba sobre si volvía a hablar con una persona con relación a una diferencia que tuvieron recientemente. Como ella había hecho lo que corresponde, pedir perdón, por la parte que le tocaba, sugerí guardar silencio y presentar a Dios la situación para que Él obre. Que no hable con la persona, sino que le hable de la persona a Dios. Aunque admito que, de vez en cuando, se me hace difícil aplicar mi propio consejo. Siento el impulso de responder, de inmediato, en un cruce de ideas o discusión. Un error grave. Porque hay mucha fragilidad en eso, aunque tengas menudo para devolver, aunque ganen tus argumentos.

Cuando Dios diga

Tu silencio no debe depender de lo que el otro diga, que siempre será un reflejo de lo que guarde en su corazón, y eso que llevamos en nuestro interior, algunas veces, da grima, miedo o pena. Cuando respondes, debes hacerlo en el momento justo, apropiado, correcto. El instante en que Dios así lo señala. No importa si luce como la oportunidad perfecta o si, por el contrario, parece la menos apropiada. Aún si una jauría te cerca, no hay nada más valiente que un cobarde peleando en manada, cuando Dios te da la luz verde, hay que lanzarse, y si, en el otro extremo, la oportunidad luce de oro, pero el Señor indica no hablar, no lo hagas. Obedece a Dios, eso sí, sin pecar.

No hay enemigos

Ningún ser humano, por mezquinas que sean sus intenciones, es un enemigo, el enemigo es otro. Todo hombre y toda mujer es un prójimo. Ahora bien, entre esos prójimos hay que saber escoger, incluso, por simple sentido común, a quién te enfrentas. Una vez, estaba junto a un político muy conocido de este país, y había un hombre que hablaba en contra de su partido sin parar, claramente, lo estaba provocando. Pero el político no respondió y, cuando le pregunté por qué se había quedado callado, dijo que él escogía a sus adversarios. Tenía toda la razón.

Escoger

Nosotros, también, podemos escoger a nuestros adversarios porque el nivel de las palabras va a depender de eso, si no somos capaces de utilizar la villanía, jamás debatamos con alguien cuya única arma es su propia mezquindad.

Dará frutos

Guarde silencio ante burlas, ataques y provocaciones, más aún, si son injustos, gratis, motivados por una envidia que parece carecer de explicación, pero la tiene. Mi amiga Yocasta, una hermana del alma, dice, a menudo, que nada duele más, a algunas personas, que ver, en el otro, cualidades que ellos jamás han tenido. De modo que, si alguien con quien no vale la pena discutir le ofende, pruebe a ofrendar su silencio a Dios como sacrificio en esta cuaresma. Más aun, si tiene la respuesta correcta, guárdesela y espere en Dios que, con el tiempo, Él se encargará de mostrarle el poder del silencio y su ofrenda dará frutos.

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