Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

ÁNIMO EN DOS MINUTOS

La ola, la roca y la playa

Avatar del Listín Diario
Luis García DubusSanto Domingo

¿Sabe lo que es un “bufadero”? En nuestro malecón hay un sitio al que le llaman así. Las olas, embravecidas por el viento a favor, se estrellan contra la resistencia firme que le ofrecen las rocas de nuestro litoral.

Una de esas rocas tiene un agujero que va desde cerca del agua hasta arriba, y cuando la ola se estrella con violencia, sale por el agujero una columna de aire y agua, produciendo un sonido parecido a un resoplar.

Bufar es “el resoplar con ira y furor del toro, el caballo y otros animales”. Es lo que parece hacer aquella roca.

No muy lejos, hay una playa, donde también vienen a parar olas embravecidas. Pero la playa no ofrece la resistencia de la roca, al contrario, parece acogerla, aceptándola como algo natural y la ola se vence en la suavidad de la arena, retirándose luego con una espuma que parece una sonrisa amistosa.

¿A qué viene todo esto? Es que en el evangelio de Lucas aparece esta frase:

“No hagan frente a los que los ofende”.

Podríamos pensar qué somos, y qué queremos ser:

• Olas… que, embravecidas por el viento de nuestros problemas personales, hacen que pronunciemos palabras duras y actuar agresivamente...

• Rocas… ofreciendo resistencia firme a quienes nos agreden, y vivimos bufando...

• O playas… aceptando como algo inevitable y natural que en ocasiones alguien sea agresivo, y en vez responder, escuchamos al Señor y “no le hacemos frente”.

Creo que el Señor nos dice hoy que la actitud de la roca, “ojo por ojo y diente por diente”, es algo que con la potencia de su ayuda podemos superar. Nos asegura que podemos conquistar el equilibrio, el dominio, la paz y sobre todo la libertad de la playa.

La pregunta de hoy

¿Por qué sólo la playa es libre? La ola no es libre; está impulsada, dominada por el viento de sus propias emociones, las cuales no puede controlar; es esclava de su imagen, de su aparente dominio, de su falso yo.

La roca, por su parte, es esclava de la ola. Sólo sabe oponerse, juzgar, criticar y condenar. Esclava de su pesimismo, y actitud de derrotismo, la inmoviliza y la condena. Es esclava de otras esclavas… las olas.

Sólo la playa es libre, sí. La playa tiene paz, es compasiva, como lo es su Padre. “Es hija del Altísimo, que es bueno con los ingratos y pecadores”. (Lucas 6, 35)

Esa es la buena noticia. Nosotros, con la ayuda del Señor Jesús, quien dio ejemplo de cómo ser playa, podemos obtener la libertad de los hijos de Dios, y en medio de olas agrediendo, y de rocas criticando, podemos ser sembradores de paz.

Tags relacionados