El Año del Tigre, lleno de buenos augurios

China y otras culturas del Extremo Oriente celebran su Año Nuevo en los primeros días de febrero, también llamada Fiesta de la Primavera y que corresponde con el año 4720 y con el signo del Tigre, dejando atrás al Búfalo. Los barrios chinos de las principales capitales de Occidente se llenarán de colores y grandes animales referidos a su calendario recorrerán bajo luces y estallidos de bengalas sus calles.

¿Qué nos deparará el signo del Tigre? La sabiduría oriental nos indica cuáles son sus características tanto para los humanos que nacen bajo este signo como para los acontecimientos que se desarrollarán en el mundo.

Las características de este animal en Oriente coinciden con las cualidades que en Occidente le atribuimos al tigre. De esta manera, las personas que nacen en este año son personas activas, valientes, que dan impresión de fiereza y agresividad, aunque a las personas-tigre se les atribuyen más cosas de las que realmente hacen.

PERSONAS DE UNA SOLA PIEZA

Sin embargo, para aquellas personas que no les temen y ni rehúyen de su fiereza serán unos valiosos amigos, sin complejos ni complicaciones, honestos y de “una sola pieza”. Cálidos y generosos con las cosas materiales, con su afecto y con su tiempo.

En cuanto a lo que refiere a un año Tigre en este planeta, los chinos esperan y “saben” que este puede ser un buen año para resolver los problemas a los que hasta ahora se enfrenta la Humanidad. Para este horóscopo, este periodo regido por el Tigre nos traerá el fin de nuestros males.

Una de las razones por las que se predicen estos buenos augurios es que un tigre tiene un ego superior y no soporta que se le impongan o contradigan sus decisiones, rehúye de las dictaduras o medidas coercitivas que le priven de su libertad. Con fuerte magnetismo y capacidad de convencer a sus rivales, con el signo Tigre de este año se prevén acontecimientos positivos que darán por finalizadas las contradicciones y los retos a los que nos hemos visto abocados durante estos últimos años.

En el Lejano Oriente, el Año Nuevo no es una fecha exacta. Se calcula que el Año Nuevo empieza el día de la Luna Nueva que cae entre el 20 de enero y el 19 de febrero.

En el zodiaco occidental, el Sol y la Luna son muy importantes para el horóscopo; de los signos del Sol deducimos nuestra orientación en la vida, de los de la Luna nuestras emociones.

Sin embargo, en el Zodiaco Oriental no hay influencias del Sol ni de la Luna. En lugar de ellos están los símbolos del Yin y el Yang. Cada una de las doce divisiones del Zodiaco Oriental está dominado por uno de los dos. Solamente uno de los signos está influenciado doblemente: el del Mono. Si se analiza el contenido de los conceptos Yin y Yang, se comprobará que se correlacionan aproximadamente a conceptos sobre las influencias del Sol y la Luna occidentales.

El Yin es el equivalente oriental a la influencia lunar de occidente. Representa el principio femenino y el de la pasividad. Posee una cualidad negativa y sugiere oscuridad, frialdad y sombra, y tiene siempre un componente misterioso.

El Yang es el equivalente oriental de la influencia solar occidental. Representa el principio masculino y la acción, posee una influencia positiva y sugiere luz y energía. La actividad Yang tiene un fin determinado, es abierta y obtiene resultados sólidos.

Mientras que en el calendario Zodiacal Occidental comienza por el signo de Aries y finaliza con el de Piscis, en el Zodiaco Oriental, el primer año del ciclo de doce corresponde al de la Rata y el último al del Jabalí.

LOS ANIMALES MÁS LEALES A BUDA.

Existe una hermosa leyenda en cuanto al origen de los signos animales que integran el calendario chino. Se dice que Buda llamó una vez a todos los animales del bosque, invitándolos a visitarlo el día de Año Nuevo. El Avatar prometió darle un regalo a todo aquél que asistiera como premio a su lealtad.

Solamente doce animales visitaron a Buda ese día, de manera que éste decidió que en adelante cada año llevaría el nombre de cada uno de los doce animales que asistieron. Buda decretó, asimismo, que toda la gente, de acuerdo con el año que naciera, debería poseer alguna de las características del animal que dominara ese año. Y fue de esta manera como nació el ciclo de doce años de signos animales.