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FÁBULAS EN ALTA VOZ

El ascensor

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Marta QuélizSanto Domingo, RD

Subirse en un elevador significa dos cosas: o vamos subiendo o vamos bajando. Así mismo es la vida, unas tantas nos lleva a la cima y otras muchas nos hace pisar tierra firme. Las dos son buenas si la sabemos aprovechar. Cuando subimos es porque vimos, trabajamos o visitamos una estructura en un piso alto. Cuando descendemos es porque vamos hacer también una de esas cosas. Lo malo no está en subir y bajar, sino en la actitud que asumimos respecto a lo que nos da la vida. Inclusive, si nos quedamos a mitad de camino porque se va la luz, porque se dañó el ascensor… podemos sacar una buena experiencia de ello con optimismo, pero sobre todo, con fe en Dios y confianza en nosotros mismos.

Un análisis fabuloso

Luego de experimentar qué se siente subiendo y qué bajando, doña Aurora se acercó a mí y me dijo: “Tú sabes, Marta, que la vida es un ascensor, porque a veces estamos arriba y a veces abajo”. Fue un comentario simple, pero con una profundidad que deja mucho para reflexionar. La invité a visitar una ciudad fabulosa y allí nos dimos cuenta cuán importante es saber cómo comportarse en ambas posiciones porque todo lo que sube tiene que caer. Vimos que sus habitantes se elevan y descienden con humildad, no pisotean al que se queda abajo ni se “encumbran” porque les toco estar arriba. Tienen más que claro que las posiciones cambian, que todo es incierto, que solo Dios sabe qué nos da y cuándo lo hace.

Subir y bajar

En aquel lugar fabuloso, doña Aurora experimentó lo bien que se siente cuando estás en el elevador y saludas al muchacho del colmado que coincide contigo cuando suben juntos a uno de los pisos del edificio. Observó también cómo actuó el conserje para ayudarla a bajar por las escaleras cuando se fue la luz. Admiró lo importante que es el vigilante que presuroso hizo los aprestos para sacar a otra persona del ascensor cuando falló la energía eléctrica. Fue en ese momento que notó que todos en la vida tenemos un papel que desempeñar. Que no importa la posición que te toca, siempre dependerás de alguien. Si trabajas para un empresario poderoso, ése es el que te ayuda con tu manutención y la de tu familia, y a él cualquiera de sus subalternos le puede salvar la vida hasta en un elevador. Reflexionemos, hoy estás arriba, pero nunca sabrás cuándo te toca depender del que está abajo, porque la vida es un simple ascensor.

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