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FÁBULAS EN ALTA VOZ

La grandeza de Albert Pujols no está en sus números

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Marta QuélizSanto Domingo, RD

Es mi pelotero favorito. Quien me conoce bien, lo sabe. Celebro sus triunfos como si fueran míos. Conozco sus números, y por eso hoy me atrevo a decir que no es en ellos que está su grandeza. Está en su humildad, en su don de gente, en sus ganas de representar el país con dignidad, pero más que todo, en su altruismo en favor de las causas que lo llaman a ponerse el ‘uniforme’ de bondad.

Sin poses

Tuve la oportunidad de entrevistarlo en noviembre del año 2016. Me tocó destacar esa parte humana que cobra tanto sentido para él, y no precisamente en el terreno del juego, sino en la vida misma. Por eso hoy, luego de ver su participación en la pelota invernal, quise trasladarme a ese lugar fabuloso donde conocí los números que realmente le interesan. Recuerdo que al preguntarle cómo quiere que lo recuerde su familia. ¡La botó con su respuesta! “Quiero que el legado que le deje a mis hijos sea el de ayudar a los demás, el amor a la familia, y lo importante que es que estas acciones se sigan haciendo de generación en generación”.

Un discurso sostenible

Al verlo jugar en su tierra natal, con esa humildad que mostró en cada partido, sigo convencida de que su discurso se sostiene en el tiempo. Su frase de ayudar a los demás, cada vez toma más fuerza. Los jóvenes talentos de la pelota que tuvieron el honor de compartir juego con él, así lo han dejado saber. En varios escritos hemos leído cómo dio consejos a quienes se los pedían, y cómo se dejó aconsejar por esos mismos que, al menos en la pelota invernal dominicana, tienen más experiencia que él. Hay que ser muy humilde para olvidarse del cúmulo de 679 jonrones en las grandes ligas y un puesto seguro en Cooperstown para prestar oídos a nacientes beisbolistas que te dicen: “este lanzador picha así, el otro de tal forma…”, sabiendo que te has enfrentado a tantos “cucos” en el montículo.

Lo seguí hasta el final

No pude ir a verlo al estadio, pero le di seguimiento y disfruté más que cualquiera su poderoso cuadrangular para un cierre de película con el Escogido. Ahora solo espero que los equipos de grandes ligas sepan que, sus 41 años de edad no deben ser una condena que evite que cumpla su sueño, y por supuesto, el mío, de que llegue a sus 700 jonrones. De no lograrlo, igual es grande, muy grande, diría yo, pero no solo por sus números, sino por sus condiciones humanas. ¡Éxitos, Albert!

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