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FÁBULAS EN ALTA VOZ

Se llevó su gorra

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Marta QuélizSanto Domingo, RD

Mi querido tío Felix partió a los brazos del Señor. Lo hizo sin hacer ruido, rindiendo honor al popular dicho que reza: “Quién bien vive, bien muere”. Nos sorprendió, porque, aunque tenía sus achaques, no imaginamos que eran para irse a su encuentro con su amada esposa, Esperanza. Indudablemente, deja un gran vacío. Se llevó con él tantos momentos compartidos, la sabiduría que le otorgaron sus años vividos, esos juegos con los nietos y bisnietos que alegraban sus caritas, pero, sobre todo, se llevó, su gorra favorita.

Detrás del mostrador

Mi tío Felix siempre tuvo colmado. Por su trabajo en el área de la agricultura y el transporte de productos agrícolas a la Capital, otros atendían ‘la pulpería’. Después se dedicó por completo a su negocio y detrás del mostrador no solo vendía comida y otras mercancías, también regalaba sonrisas, ‘jaranas’, cuentos, conversaciones, sobre todo, de pelota, y un sin número de vivencias que hoy retumban en esas cuatro paredes que guardarán por siempre sus recuerdos.

Se fue a un lugar fabuloso

No sabemos cómo es la ciudad a la que ahora él pertenece, pero estamos seguros que allá encontrará muy buena compañía. Además de su esposa, allí se ‘topetará’ con algunos de sus queridos hermanos, entre ellos está mi amado papi. Compartirá con cuñados, con familiares cercanos, amigos de su querida comunidad de La Sabina, y por supuesto, conocerá a otras personas que, como quienes lo conocíamos aquí en la tierra, valorarán su don de gente y su forma tímida de mostrar afecto y solidaridad. A lo mejor allí puede ver en “persona” al siempre recordado José Lima, lanzador del su equipo de Las Águilas, y compartir con unos que otros aguiluchos que ahora residen en aquel lugar fabuloso.

¡Hasta luego, tío querido!

Por gastada que esté esta frase que tanto usamos cuando alguien parte a los brazos del Señor, no deja de tener un gran peso, porque en efecto, es así: si cumplimos con los designios de Dios, volveremos a encontrarnos con nuestros seres queridos. Por eso debemos siempre hacer el bien, irnos preparando para la partida, para tener ese reencuentro con tantas personas amadas que se han ido primero, pero más que todo, para recibir ese abrazo eterno del Todopoderoso. Eso sí, debemos irnos ligeritos, sin mochila, aun cuando nos dé deseos de llevarle otra gorra más a nuestro querido Felix Quéliz.

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