Turismo rural: su productivo potencial en la comunidad Higo de la Cruz
Atractivo. Desde allí puedes apreciar todo por partida doble: dos países, República Dominicana y Haití; dos lagos, Lago Enriquillo y Azuei; dos lagunas, Cabral y Limón, y dos sierras, la de Neyba y Bahoruco.
Ubicada en el suroeste del país, a unos 22 kilómetros del municipio Los Ríos, en la provincia de Bahoruco, está la comunidad Higo de la Cruz.
Atravesando montañas copadas de verdor y un paisaje casi celestial, llegas a ese lugar enclavado en plena sierra de Neyba.
Al llegar a su meseta, puedes deleitarte con la espectacularidad de su vista, desde donde puedes apreciar todo por partida doble: Dos países, República Dominicana y Haití; dos lagos, Lago Enriquillo y Azuei; dos lagunas, Cabral y Limón, y dos sierras, la de Neyba y Bahoruco.
La Isla Cabritos es también apreciada desde la cúspide de esta especial montaña, que te permite visualizar el brote de La Islita y Barbarita, las cuales vuelven a la luz tras años sumergidas después de la creci da del Lago Enriquillo. En las noches más claras, las luces de Puerto Príncipe se reflejan en el horizonte como muestra de la majestuosidad de este singular lugar.
Esta pequeña y apacible comunidad está compuesta por cerca de cien familias, para las que la agricultura es su fuente principal de sustento, pero quienes orgullosos de su entorno, han decidido compartir su riqueza natural y hospitalidad con quienes se aventuran a visitar sus tierras.
Higo de la Cruz se ha ido organizando para ofrecer un turismo totalmente experiencial y para ello, algunos lugareños se han convertido en guías de naturaleza, expertos en rutas, actividades y recorridos en su espectacular territorio.
Lo que puedes hacer aquí
Actividades tan diversas como recorrer a caballos sus tierras y paisajes para recrearte con el verdor de sus praderas, llenar tus pulmones de aire fresco, renovar tu estado emocional o simplemente para entrar en contacto con la comunidad.
Para los más aventureros es de ensueño acampar con amigos o en familia en un espacio cuasi virgen, don de la noche transcurra entre risas, anécdotas o tan solo disfrutando la melodía que desprende el silencio de la noche. Disfrutan a plenitud de este escenario que exhibe un cielo decorado por astros titilantes. Los menos osados, encontrarán modestas, pero cómodas habi taciones, listas para el descanso.
Despertar tempranito para deleitar los sentidos con un gratificante amanecer, disfrutar los buenos días que te ofrecen las avecillas con su trinar y aprovechar los primeros rayos de sol para los que gustan cap tar imágenes son solo algunas de las opciones para iniciar tu día.
Una experiencia que a muchos emociona es la de hacer agroturismo… Visitar fincas y parcelas en las que puedes conocer todo el proceso de sembrar, cuidar, cultivar y degustar de mucho de los rubros que pare la tierra de Higo de la Cruz… Participar en la recolección, tostado, molienda y degustación del café grano tipo ámbar, que allí se produce y que es considerado uno de los mejores del mundo (tienen que conocer a Doña Ana, ejemplo de laboriosidad y orgullo campesino).
Salir al patio a buscar hojas de menta, naranja, anís, limoncillo u otras hierbas para para calentar el alma una aromática tizana mañanera, se disfruta en finca de Don Simón. Recolectar yautías y racimos de guineo verde para preparar el desayuno, acompañados de huevos criollos y un espumoso vaso de leche de vaca recién ordeñada es una vivencia que a más de uno ha de seducir.
Otro deleite es recorrer los cultivos de aguacate, macadamia, cebolla, tomate, etcétera y en el camino recoger frambuesas silvestres, guayabas, mangos, naranjas y melocotón, para luego culminar con un fresco chapuzón en el rio del mango, un lugar que sorprende por su belleza, frescura de sus aguas y los varios saltos que le integran.
Disfrutar de una comida criolla cocinada “a la leña” … un moro con coco, gallinita criada en el patio y aguacate del conuco; todo servido en una higuera te devuelve a esa vida de campo que muchos conocen. Te sientas debajo de una mata a disfrutar del manjar y lo acompañas con un juguito de limón. ¡Díganme si no es un éxtasis al paladar!
Después de haber vivido esta experiencia y descubrir que Higo de la Cruz tiene mucho que ofrecer, la exhortación es que te animes apoyar esta propuesta comunitaria y a descubrir sus tesoros, para que conozcas las potencialidades turísticas rurales del sur.