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FÁBULAS EN ALTA VOZ

Más que al Covid, hay que enfrentar la imprudencia

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Marta QuélizSanto Domingo, RD

No podemos ocultarlo. Una gran parte de la población dominicana ha hecho “gala” de lo que es ser imprudente ante una pandemia que mantiene al mundo a sus pies. No hay temor ni hay respeto por un virus que todavía no deja ver cuál es su real comportamiento. Se la ponemos fácil para que se burle de nosotros. Nos hace creer que bajó su intensidad, cuando en realidad lo que hace es recargar las pilas a “costillas” de nuestro desacato.

“Fuente de energía”

Es en los famosos ‘teteos’, en las aglomeraciones, en la gente sin mascarilla, en la ausencia del distanciamiento, en la poca higiene y, sobre todo, en la incredulidad que algunos muestran respecto a su existencia es que el virus encuentra su impulso para continuar su ataque voraz y contundente. Tal vez no podemos ver su burla, pero sí podemos leer las cifras, cada vez más altas, de personas infectadas, de centros de salud abarrotados, de camas ocupadas, de escasez de oxígeno… Y peor aún, hemos visto el duelo de muchos que han llorado la muerte de un ser querido por la causa del Covid.

No tiene límites

Préstele atención al virus. Si se detiene hacerlo se dará cuenta de su furia. Es tanta que ya n o hay edad que lo detenga. Eso de que la vulnerabilidad es de los 65 años en adelante ha quedado en la historia. Ahora es la juventud, y lo más triste, los niños y las niñas quienes están sufriendo sus embates, que son cada vez más fuertes. Es de impacto conocer que en el Robert Reid Cabral hay bebés internos por Covid. Que el rebote ha tomado auge en los últimos días, a tal punto que, de la Capital hay pacientes que son mandados al Cibao. Hay un grupo de jóvenes menor de 20 años que el virus mantiene al acecho y que ni así, otros cogen cabeza.

Fabulosa solución

Como ahora mismo no le veo una salida segura a esta situación, he decidido viajar a una ciudad fabulosa donde pueda encontrar la solución a la realidad que se vive en mi país. Un lugar donde se acaten a cabalidad las disposiciones acertadas de las autoridades, donde el peligro no persiga la inocencia, donde la juventud ponga el ejemplo y donde los adultos no mueran de impotencia. Un sitio ideal donde la imprudencia no le deje el camino libre al Covid-19 como lo estamos haciendo los dominicanos, que por lo visto hemos negociado con él ‘castillo por tumbas’. Tristemente la imprudencia lo ha declaro ‘Hijo Adoptivo de República Dominicana’. Ojalá encontremos una fabulosa solución.

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