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REALIDAD Y FANTASIA

El lupanar de la playa

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María Cristina de CaríasSanto Domingo

En los últimos días de abril de cada año, la prensa se ocupa de recordarnos la conflagración que provocó la segunda invasión efectuada por las tropas del ejército de los Estados Unidos. Esta vez, el aniversario coincide con el estreno de una película sobre el tema. Hotel Coppelia tiene como argumento un prostíbulo en la capital, sede del conflicto. Los tejemanejes de las mujeres del local y su interacción con personajes de ambos bandos.

A nosotros la revolución nos sorprendió en Boca Chica, ya que vivíamos en la casa de playa de mi suegra. Fue una época en donde los sentimientos patrióticos, el miedo y la incertidumbre, nos rodearon. Son muchas las anécdotas de esa época turbulenta, pero a propósito de la película de José Maria Cabral, recuerdo cómo un avispado emprendedor, proxeneta del lugar, ni corto ni perezoso, habilitó una especie de galpón que se levantaba en el solar al lado de nuestra casa, dotándolo de puerta de acceso y divisiones, en donde colocó sendas camas. El poblado había sido invadido por la tropa yanqui, la que había establecido allí, un campamento, así de buenas a primeras, las mujeres de vida alegre del lugar se vieron solicitadas a granel por la tropa invasora que acudía al solar, haciendo fila muy disciplinadamente para penetrar en el lugar y gozar de los favores de las mujeres del trópico. Ni que decir que, desde la galería perimetral de nuestra casa playera, podíamos gozar del espectáculo. Los bisoños soldaditos tomaban rumbo a la playa que se hallaba a los pies del improvisado establecimiento de placer, para así calmar su fogosidad. Yo espero que la película se parezca en algo a aquella fiesta del placer, actuada por la tropa invasora y las damas de la noche del lugar playero.

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